Querido gringo, ¿has pensado cuanto pierdes si dejas de compartir con los cubanos?
No tendrás más vacaciones en Varadero, ni en Cayo Coco, ni Santa María, te perderás a Viñales, Trinidad y toda la cubanía.
Tendrás que conformarte con las playas de Alaska, Nebraska, Arkansas, y a todas esas que cansan, y no abrazan.
Te quedaras con tus «Disparos Unidos» y con la abundancia de las drogas, con el trabajo a deshora que son males que ahogan.
Te quedaras con los altos consumos, y el sin descanso, con la salud contra dinero cantando, cantando.
Y para qué decir de la violencia en las calles y la corrupción que ya no hay quien los aguante.
Para que sea fiel a sus ideales, deja de disfrutar de nuestro congrí, del ajiaco criollo y la yuca con mojo, piérdete los tostones, la ropa vieja y el lechón asado.
No degustarás más de los sabrosos tamales con chicharrones y ni del famoso cubanito, lo perderás todo poco a poquito mi querido gringuito.
Te quedaras solo con tus famosas hamburguesas que son su mejor tu mejor pieza.
No podrás contagiarte con nuestra alegría, con nuestra salsa y nuestra cubanía. Dejaras de disfrutar de la rumba, el son, los Van Van y la Charanga Habanera, te quedaras solo con tu country y tu pop, allá en la miamera.
No podrás disfrutar de nuestra naturaleza exuberante, ni de gente de pura sangre, te acompañaran solo la banalidad, la avaricia y la arrogancia en medio de tanta ignorancia.
Así que querido gringo, te propongo que no pongas en juego los sueños de esta tierra, tierra de algarabía, de dignidad y valentía, solo así compartiremos nuestras alegrías.