Los «Muros-Tribunas» constituyen espacios donde perfiles individuales despliegan discursos con supuestas posiciones revolucionarias, ironizan, denigran, socavan la unidad y desacreditan a personas o partes y políticas del sistema en el amplio universo digital cubano, caracterizado por la diversidad.
Estas tribunas digitales son utilizadas para ensalzar la discordia, dividir la comunidad y promover agendas contrarias a la cohesión, en algunos casos, petenciando la sorna como método de descrédito.
La sutileza con la que se llevan a cabo los relatos, muchas veces sostenidos en el tiempo, permite que perfiles contrarrevolucionarios encuentren el terreno fértil para difundir ideas y propaganda mediante comentarios e iconografía desarrollada para tales efectos, aprovechando las fisuras generadas.
En el entorno virtual, los «Muros-Tribunas» representan disruptores que promueven la separación forzada o división en partes del consenso y la preservación del tejido social, minando el entorno virtual en su concepción amplia y promoviendo estados difusos de opinión ante la amplia agenda contrarrevolucionaria.
Es importante conocer que en materia de comunicación política, cuando sobre un mismo tema existen disímiles opiniones encontradas, es fácil introducir y capitalizar agendas contrarias a la línea política principal, en principio porque denota inconsistencia y falta de determinación.
Los perfiles disruptores, al amparo de una aparente libertad de expresión, ejercen la crítica, gestan mensajes intolerantes que minan la confianza, fomentan la polarización y debilitan la solidaridad.
Es crucial recordar que la diversidad de opiniones es legítima en una sociedad socialista democrática, pero cuando se utilizan, en la delgada línea de la confusión-certeza, para desacreditar y sembrar dudas, fracturan la posibilidad del diálogo constructivo y la búsqueda de soluciones comunes, adentrándose en el escabroso campo de la manipulación digital.
Hagamos, con responsabilidad, una Cuba real y digital única.
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