La gran amistad entre el Che y Camilo
La gran amistad que nació y se desarrolló entre los Comandantes Ernesto Che Guevara y Camilo Cienfuegos
ha quedado en la historia de Cuba como un símbolo de la relación entre
dos personas que habían nacido en lugares distintos de América Latina y
que incluso tenían alguna pequeña diferencia de edad y un carácter
distinto.
Pero sí a ello le añadimos que esa interrelación sólo se produjo
durante menos de cuatro años, resulta mucho más meritoria que entre
ambos se produjera una gran identificación.
Ernesto Guevara de la Serna conoció a Camilo Cienfuegos en México en
1956. Entonces un grupo de revolucionarios cubanos dirigidos por Fidel Castro
se hallaban entrenándose para participar en una expedición hacia Cuba
con el objetivo de reanudar la lucha contra la dictadura batistiana.
Camilo logró incorporarse al grupo revolucionario poco tiempo antes de
la salida de la expedición. Con antelación él se había trasladado desde
los Estados Unidos hacia México y a través de un amigo suyo que
participaba en los entrenamientos fue que pudo lograr que fuese
admitido.
El 25 de noviembre de 1956 tanto Ernesto Guevara como Camilo Cienfuegos
formaron parte del grupo de 82 expedicionarios que salieron hacia Cuba a
bordo del pequeño yate Granma desde el puerto de Tuxpan.
Tal vez durante la travesía que duró casi siete días puede que el Che
Guevara y Camilo hayan intercambiado algunas palabras, pero en realidad
entre ellos se inició la amistad a partir del cinco de diciembre de 1956
cuando Camilo tuvo un gesto solidario que impresionó notablemente al
Che.
Años después al evocar ese instante el Che recordó lo ocurrido en esa
oportunidad cuando varios días después de su llegada al territorio
cubano los expedicionarios del “Granma” fueron atacados en forma
sorpresiva en Alegría de Pío por soldados de la dictadura batistiana:
El Che especificó: “Nos habían sorprendido; en la huída yo perdí mi
mochila, alcancé a salvar la frazada nada más, y nos reunimos un grupo
disperso. Fidel había salido con otro grupo. Quedamos unos diez o doce. Y
había más o menos una ley no escrita de la guerrilla que aquel que
perdía sus bienes personales, lo que todo guerrillero debía llevar sobre
sus hombros, pues debía arreglárselas. Entre las cosas que había
perdido estaba algo muy preciado para un guerrillero: las dos o tres
latas de conserva que cada uno tenía en ese momento.
“Al llegar la noche, con toda naturalidad cada uno se aprestaba a comer
la pequeñísima ración que tenía, y Camilo, viendo que yo no tenía nada
que comer, ya que la frazada no era un buen alimento, compartió conmigo
la única lata de leche que tenía; y desde aquel momento yo creo que
nació o se profundizó nuestra amistad. Tomando sorbos de leche y velando
disimuladamente cada uno que el reparto fuera parejo, íbamos hablando
de toda una serie de cosas.”
En el transcurso de la lucha revolucionaria en Cuba se fue haciendo más
sólida la amistad entre el Che Guevara y Camilo Cienfuegos.
En relación con esto, el Che igualmente señaló en el discurso que
pronunció el 28 de octubre de 1964, en el acto efectuado en el
Ministerio de la Construcción, en La Habana, con motivo del quinto
aniversario de la desaparición física de Camilo: “Desde el primer
momento salimos juntos. Desde el Granma, desde la derrota de Alegría de
Pío estábamos juntos, sin embargo, éramos dos caracteres muy diferentes.
Y fue meses después que llegamos a intimar, extraordinariamente.”
Con el desarrollo de la guerra revolucionaria el Che Guevara y Camilo
Cienfuegos se entrelazaron en la historia al realizar ambos, en forma
respectiva, una gran hazaña, ya que condujeron dos columnas invasoras
desde la Sierra Maestra hasta la entonces provincia de Las Villas, en la
zona central del territorio cubano.
En Las Villas en estrecha coordinación continuaron realizando acciones
combativas de gran significación y a su vez llevaron a cabo una gran
actividad política encaminada a propiciar la unidad y coordinación de
las fuerzas revolucionarias.
Después de la victoria de la Revolución Che y Camilo se esforzaron,
junto a Fidel, por propiciar la defensa y desarrollo del proceso y sobre
todo también ambos coincidieron en la importancia que tenía la
educación política del pueblo. Tanto el Che como Camilo sostuvieron
encuentros con trabajadores y campesinos y otros sectores del pueblo en
diferentes partes de Cuba y hablaron sobre la importancia de la unidad
así como acerca de los planes y realizaciones de la Revolución.
Incluso el 26 de octubre de 1959 ambos participaron y hablaron en un
gran acto de masas efectuado en La Habana para condenar un vandálico
ataque perpetrado varios días antes por elementos contrarrevolucionarios
que habían salido en avionetas desde los Estados Unidos de América y
ametrallaron La Habana lo cual causó muertos y heridos. Ese acto fue
resumido por Fidel quién en su discurso instó al pueblo a prepararse
militarmente para poder defender en forma resuelta a la Revolución.
Fue esa la última vez que Camilo habló ante el pueblo cubano puesto que
dos días más tarde se produjo su desaparición física cuando viajaba de
Camagüey a La Habana en una avioneta que se precipitó al mar.
Varios meses después de haber ocurrido ese lamentable hecho, el Che
Guevara evocó a su gran amigo y compañero de lucha al dedicarle el
prólogo de su libro Guerra de Guerrillas.
Resaltó que Camilo fue el compañero de cien batallas, el hombre de
confianza de Fidel en los momentos difíciles de la guerra y el luchador
abnegado que hizo siempre del sacrificio un instrumento para templar su
carácter y forjar el de la tropa.
Precisó, además, que Camilo era un hombre de mil anécdotas y aseguró
que las creaba a su paso con naturalidad. Y añadió: “Es que unía a su
desenvoltura y a su aprecio por el pueblo, su personalidad; eso que a
veces se olvida y se desconoce, eso que imprimía el sello de Camilo a
todo lo que le pertenecía: el distintivo precioso que tan pocos hombres
alcanzan de dejar marcado lo suyo en cada acción.”
El Che resaltó que Camilo practicaba la lealtad como una religión y
enfatizó: “…era devoto de ella; tanto de la lealtad personal hacia
Fidel, que encarna como nadie la voluntad del pueblo, como la de ese
mismo pueblo; pueblo y Fidel marchan unidos y así marchaban las
devociones del guerrillero invicto.”
En la parte final de ese prólogo el Che resumió en una breve pero muy
significativa frase la trascendencia de la vida y obra de Camilo al
exponer: “En su renuevo continuo e inmortal, Camilo es la imagen del
pueblo.”
Y cuatro años más tarde al hacer referencia a Camilo el Che igualmente
precisó: “Lo que a nosotros, los que recordamos a Camilo como una cosa,
como un ser vivo, siempre nos atrajo más, fue lo que también a todo el
pueblo de Cuba atrajo: su manera de ser, su carácter, su alegría, su
franqueza, su disposición de todos los momentos a ofrecer su vida, a
pasar los peligros más grandes con una naturalidad total, con una
sencillez completa, sin el más mínimo alarde de su valor, de sabiduría,
siempre siendo un compañero de todos, a pesar de que ya al terminar la
guerra era, indiscutiblemente, el más brillante de todos los
guerrilleros”.