Hoy como ayer (I)

En épica hazaña, nuestra nación cubana llevó acabo la insurrección armada victoriosa contra una dictadura impuesta desde los centros de poder de los Estados Unidos de América. El enclave neocolonial se transformó así en un país libre y soberano con plena independencia nacional, pero el imperialismo norteamericano no aceptaba ni acepta la legitimidad de nuestro proceso socialista de derechos, que ha demostrado la factibilidad de una revolución en contra de su voluntad.
Los principios esenciales de la doctrina de la seguridad estadounidense fueron vulnerados; en la lógica de la tesis sobre el fatalismo geográfico, la doctrina Monroe, el Destino Manifiesto y el Panamericano.
La Revolución Cubana era esencialmente irracional y subversiva, el pragmatismo de los descendientes de Thomas Jefferson y John Quincy Adams, de William Mckinley, entre otros padres pelegrinos no se abstuvo de emprender tácticas y estrategias diseñadas para colapsar una nación, una ideología y una cultura.
El fundamento geopolítico, económico y geográfico de los propósitos de la diplomacia norteamericana es la clave para comprender y asimilar la esencia de nuestra política trazada y que a finés de siglo está presente, a pesar de los nuevos contextos y actores internacionales. Es precisamente en este contexto que se desarrollan las operaciones encubiertas de la CIA y la actividad subversiva encaminadas a destruir nuestro socialismo cubano, destacándose las Operaciones Pluto, Mangosta, el programa de Múltiple Vía.
¡Hoy como ayer los E.EU.U. no renuncian a su pretensión hegemónica y anexionista en relación con nuestra hermosa Isla indómita, rebelde y estoica, somos defensores de nuestras conquistas y soberanía nacional!
(Este artículo es de una recopilación del libro La CIA contra Cuba, de Jacinto Valdés -Dapena)