El poder de los medios de comunicación vs el valor de la autoconciencia humana
Mucho se escribe hoy sobre la actuación desmedida de los medios de comunicación, su alcance -cobertura informativa- el nivel tecnológico que emplean, así como el respaldo financiero y político que tienen. ¿A cuáles medios me estoy refiriendo? A los que tiene a su servicio global, el sistema imperialista global.
La capacidad comunicativa generada por la llamada revolución científico tecnológica -que se iniciara por los años 70 del siglo XX, es fruto de la conjunción de dos componentes fundamentales: la informática, las telecomunicaciones- y todo ello bien financiado por los círculos de poder de las potencias capitalistas.
La concertación de políticas globales de manipulación de la información, han sucedido a las antiguas cadenas nacionales de la información. Hoy las políticas informativas y distributivas de noticias están en manos de grandes corporaciones transnacionales.
Ellos son los dueños de la facturación de más del 75% de la información noticiosa que recorre el mundo del siglo XXI. Y es contra este “megapoder” contra el que debemos luchar como “gladiadores” contemporáneos, pues esto último es el único papel digno que nos va a permitir que no se nos manipule, que no se nos mienta, que no se nos esclavice nuestra capacidad de pensar, de discernir lo justo de lo injusto, de tomar decisiones propias (libre albedrío), de hacernos conciencia individual (autoconciencia) de los problemas nuestros y de los demás.
Aunque para muchos lo más importante es la espectacularidad e inmediatez de las noticias (en 3D o no) que reciben los beneficios de los servicios, y de toda la parafernalia con la cual se edulcoran las noticias sobre problemas tan crudos como las guerras, las hambrunas, las protestas, los paros laborales, las matanzas de las minorías étnicas, de jóvenes afronorteamericanos, las olas migratorias, los cambios drásticos del clima mundial, etc.
También existe otro mundo: el mundo de la resistencia mediática. Si no existiera habría que crearlo, ante tanta manipulación de las conciencias.
Hay que anteponer el valor y la potencia intrínseca de la autoconciencia humana. Ni siquiera es un 6to sentido, como dicen muchos. No, es el valor supremo cultivado por miles de años de evolución del hombre, es capacidad de reflexión crítica sobre los aconteceres, es visión de futuro ante los peligros que nos acechan, es intuición (mezclada con los saberes civilizatorios ancestrales) de que, si nos dejamos manipular, si seguimos actuando como esclavos “no pensantes” y en total sumisión ante el poder extraordinario de los medios de comunicación, vamos camino de perecer como especie humana.
¿Cómo es posible que no notemos que hay una conjunción de imágenes, sonido y textos que son capaces de mostrar una realidad virtual? Se ponen escenarios que no existen, se cambian ropas, imágenes, fondos de los lugares, textos dichos. Todo ello revela un producto final creíble (demasiado creíble) por muchos de que eso ocurrió así, que fue allí, que se dijo eso, y que fulano ese y no otro, que se satanizan personalidades, gobiernos, movimientos intelectuales, sociales y políticos, que se presentan las guerras como “guerras buenas”, como “actos quirúrgicos” y que los muertos, los niños huérfanos, las migraciones forzosas son solo “daños colaterales”.
Tenemos que cerrar filas contra todos estos desmanes del poder mediático mundial. Hay que generar conciencia sobre esto.
Hoy para ganar unas elecciones o tumbar un gobierno democrático del poder, no es necesario repartir tanto dinero físico, como antes, (aunque lo siguen haciendo) basta que los medios de comunicación manipulen la información, generen amplia cobertura, falseen los resultados “a pie de urna”, demonicen a los opositores y generen una propaganda de gratuidades consumistas, rebajas, alrededor del candidato de la derecha.
Allá van los esclavos mediáticos que se matan. Se produce entonces un hecho increíble: se pierden elecciones que se sabían ganadas por el amplio consenso popular a las medidas sociales tomadas por este u otro gobierno progresista. los medios de comunicación casi lo pueden todo.
Luchemos con la mejor arma que tenemos los seres humanos contra este nuevo poder que se nos impone -bajo el manto de sueños felices y amplia información- a todos.
La ciencia es nuestra primera vía crítica. Luego podremos juntarnos, concertar políticas de resistencia revolucionaria contra ese tipo de esclavitud del siglo XXI.
Lo primero es que tengamos la conciencia individual de que nos están esclavizando, que nos están destruyendo el clima y todo el medio ambiente de nuestro planeta, y que debemos impedirlo. Mañana quizás sea demasiado tarde.