Las últimas medidas aprobadas por el gobierno cubano permiten la compra de electrodomésticos, partes y piezas de carros y otras mercancías en divisas convertibles, mediante tarjetas magnéticas en más de 70 tiendas[1]. Se posibilita también el hecho de que personas naturales importen determinados productos a través de empresas estatales.
Ello no implica cambio alguno en las regulaciones aduaneras: ante el incremento de la importación de mercancías por personas naturales, el gobierno opta no por la prohibición sino por la venta en divisa y a precios competitivos de esos bienes que hoy el país no puede producir de forma eficiente.
El Vicepresidente de la República, Salvador Valdés Mesa, señaló:
“El dinero que está saliendo para adquirir esos productos se estima en cifras significativas, y debemos captarlo como fuente de divisas para reaprovisionar nuestra industria, las cadenas de tiendas; en fin, nuestro mercado”
Algunos analistas estiman que solo en la Zona Libre de Colón los cubanos gastaron el año en curso un promedio de 20 millones de dólares mensualmente. Otros redondean la cifra a unos 200 millones de divisas erogadas por cubanos, solo en Panamá. Otro destino predilecto para estas importaciones de personas naturales (a los que se les denominaba, informalmente, “mulas”) era México.
Además de esta fuga masiva de divisas, para la aplicación de estas medidas se tuvo en cuenta el recrudecimiento del bloqueo estadounidense, que limita las remesas con el ánimo de dañar al país y en particular a las familias cubanas, y que también afecta al sector no estatal; y establece un cerco financiero que impide las transacciones de Cuba en sus cobros y pagos en el exterior.
Estas medidas permitirán que los bancos estatales cuenten con mayor liquidez en monedas extranjeras. Asimismo, se garantizará una mayor oferta de productos que son deficitarios en la red minorista, sin emplear para ellos divisas que se destinan a gastos prioritarios, como es la importación de insumos para el sector de la Salud Pública.
Los ciudadanos cubanos tendrán a su vez acceso a productos que hasta ahora sólo podían adquirir a través de revendedores (que muchas veces, lucraban con holgura en estas operaciones), mientras que el sector no estatal gastará menos para abastecerse de insumos, no teniendo que valerse de intermediarios o compras en el extranjero.
Algunos economistas, entusiastas profetas apocalípticos, han visto en estas medidas un potencial regreso a la dolarización de la economía nacional.
Sin embargo, y como planteara el Ministro de Economía, Alejandro Gil, las dos monedas nacionales (CUP y CUC) seguirán siendo el eje fundamental de las finanzas nacionales y de las dinámicas cotidianas. No se utilizará el dólar como moneda de curso legal en el país: el comercio en divisas extranjeras se realizará solo por vía electrónica.
Tampoco, como dijeran los funestos profetas de la debacle económica cubana, se estará pasando de la dualidad monetaria a una trinidad diabólica de monedas: estas medidas son parte de acciones destinadas a poner al país en mejores condiciones para alcanzar la meta de la unidad cambiaria y monetaria, propiciando una industria y un comercio minorista fortalecidos.
Si bien todavía estamos en un estadio inicial de este proceso, durante el cual las compañías remesadoras deberán adecuar sus plataformas para enviar remesas[2], ya se habilitaron las tarjetas para recibir y erogar transferencias (sea desde el exterior o no) en divisa.
El pasado lunes, los bancos Metropolitano, Popular de Ahorro y de Crédito y Comercio asumieron la apertura de cuentas en monedas libremente convertibles a personas naturales mediante tarjetas magnéticas, que les permitirán importar productos no comerciales y la compra de estos en tiendas de la red minorista.
Como fue con el incremento salarial o con la “situación coyuntural” de desabastecimiento de combustible, los economistas vuelven a invocar el desastre, haciendo gala de un amplio arsenal para desacreditar al Estado revolucionario. Sin embargo, y como cualquiera puede evidenciar, no ha habido inflación y la crisis energética se sobrepasa sin apagones ni tarifazos.
¿Será que vamos avanzando, pese a tanto pájaro de mal agüero?
[1] Las tarjetas podrán recibir transferencias desde el exterior o de otras cuentas (en dólares y en otras divisas), libre de impuestos.
[2] Incluida Wester Union, que actualmente envía en efectivo y CUC.