He visto circular por las redes sociales, que ahora se han convertido en un espacio importante de debate público, que se debe votar en contra del Código de las Familias cubana para garantizar el respeto a esta institución familiar. Este criterio hace agua por todas partes. ¿Cómo limitando el derecho de otros se puede aspirar al bienestar general?
Esta versión del Código de las Familias llega al referendo del próximo 25 de septiembre luego de meses de consulta popular. En el resultado final se modificaron el 49.15 por ciento de los artículos en relación con la propuesta anterior, a partir de los planteamientos derivados de los debates. Las modificaciones no incluyeron cambios que limitaran el acceso de las personas en igualdad a instituciones jurídico-familiares como la unión de hecho afectiva, el matrimonio, la adopción y las técnicas de reproducción asistida. Tampoco limitaron los preceptos de crianza positiva, la responsabilidad parental y la autonomía progresiva de infantes y adolescentes.
Cada uno de los elementos novedosos se mantuvo. Luego de este proceso amplio e inclusivo, basado en el verdadero respeto a la voluntad popular, la lógica dicta que la propuesta legal debería aprobarse. Si bien es cierto que algunos sectores han manifestado su oposición a determinados postulados de la ley, la voluntad de la mayoría está del lado del Código. Esta reticencia solo puede justificarse por rezagos y prejuicios del pasado, que no pueden tener lugar en una sociedad verdaderamente a tono con los tiempos actuales.
El respeto al derecho ajeno es la paz, reza una máxima de Benito Juárez. Quien busque merecer respeto, debe primero manifestarlo hacia los demás. Los criterios de todos han sido escuchados y tenidos en cuenta. Que una posición lesiva para la sociedad se generalice y se haga ley no puede traer sino saldos negativos.
Defendamos a la familia cubana, pero desde la inclusión, desde el reconocimiento legal de todos los modelos que esta puede tener. A fin de cuentas, lo más importante sigue siendo el bienestar del sujeto, el desarrollo de la sociedad y avanzar cada vez más hacia la igualdad efectiva de las personas.