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Algunos impactos en Cuba de los programas subversivos de la USAID y la NED. Sus vínculos con los servicios de inteligencia norteamericanos (I)

Durante más de sesenta años el Gobierno de Estados Unidos y sus servicios de inteligencia han estado ejecutando una enorme operación subversiva en América Latina, con el objetivo de desmantelar la unidad y la integración latinoamericana para aislar, desgastar y destruir los procesos revolucionarios.

Desde el triunfo de la Revolución Cubana el 1ro de Enero de 1959, el Pentágono y la Agencia Central de Inteligencia han invertido cifras millonarias en la financiación de organizaciones contrarrevolucionarias, bandas terroristas de alzados, grupúsculos, cientos de estaciones de radiodifusión como Radio Swan, una Radio Martí que muy pocos escuchas le dieron crédito, y una Tele Martí que nadie podía ver gracias a la intervención oportuna de nuestros técnicos, todo ese andamiaje subversivo en un vano intento por derrocar al Gobierno Revolucionario.

Hoy día, todavía el pueblo cubano recuerda la brutal escalada yanqui que tuvo lugar para destruir la Revolución Cubana en el periodo 1989-1991, después de la caída del campo socialista europeo y la desintegración de la Unión Soviética.

En momentos en que los Órganos de Seguridad cubanos neutralizaban el estallido de artefactos explosivos en hoteles y centros turísticos habaneros a manos de mercenarios centroamericanos dirigidos por terroristas como Luis Posada Carriles y Francisco Chávez Abarca, y frustraban nuevos planes de asesinato contra nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz durante sus visitas a otras naciones, se desencadenó un nuevo programa de desestabilización contra Cuba que se daría a conocer en 1996 con la firma por el Presidente William J. Clinton de la Ley Helms Burton.

En realidad esta situación abarcaba un periodo más amplio, porque había comenzado desde 1985 y llegaba hasta 2013, cuando las estaciones de Radio y TV Martí recibieron un presupuesto de más de 500 millones de dólares, una parte de los cuales fueron sufragados por los contribuyentes norteamericanos. Hasta ahora nadie conoce cómo se distribuyó esa enorme suma de dinero dentro de ambas emisoras y qué parte llegó realmente a sus colaboradores en el territorio cubano.

En la labor de recibir y distribuir recursos financieros un importante papel le ha correspondido a la actividad subversiva desarrollada bajo los auspicios de la llamada Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y el Fondo Nacional para la Democracia (NED).

Según cifras generales entre 2014 y 2017, el Gobierno norteamericano impulsó contra Cuba, Nicaragua y Venezuela, a través de la USAID y la NED, un paquete multimillonario de asignaciones financieras para el desarrollo de unos mil quinientos programas mayoritariamente intervencionistas, valorados en más de 596 millones de dólares asignados a centenares de Organizaciones No Gubernamentales (ONG).

Solamente en el año fiscal 2018-2019, la USAID invirtió más de 679 millones de dólares en América Latina, para ejecutar programas vinculados al tema “Gobierno y Sociedad Civil”, lo que es una expresión del alto grado de prioridad que le otorgó a estos programas subversivos e intervencionistas.

Estas cifras millonarias, por sí solas, permiten percibir más claramente la magnitud de esta conspiración continental que coloca a Cuba en un primer plano, y en la prioridad del trabajo secreto y la actividad subversiva que los servicios de inteligencia norteamericanos llevan a cabo en el continente.

A lo largo de estos años el denominado “Programa Cuba” de la USAID, con la colaboración estrecha de la NED, ha sido el financista principal de la subversión anticubana en la estrategia sediciosa que se lleva a cabo contra nuestro pueblo.

Hasta octubre de 2019 este programa aprobó unos 900 proyectos y actividades de amplio carácter subversivo y contrarrevolucionario, con una asignación financiera superior a los 300 millones de dólares, lo que no estuvo exento de escándalos por las continuas manifestaciones de corrupción y desvío de recursos que se produjeron en el seno de las Organizaciones No Gubernamentales norteamericanas que promovían estos fondos.

Tan solo entre 2015 y 2019 el monto de estos proyectos ascendió a unos 400 millones de dólares, resultado de la enorme ofensiva subversiva de las administraciones de Barack Hussein Obama y Donald J. Trump, lo que constituyó casi un cuarenta por cientode la cifra total.  En esos cinco años las asignaciones financieras ascendieron al exagerado monto de 67 millones de dólares.

El Programa Cuba” de la USAID ha constituido una amenaza permanente sobre el pueblo cubano. Algunos ideólogos norteamericanos, como Thomas Carothers —miembro de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional uno de los más renombrados académicos en el tema “Promoción de la Democracia”, que en ese momento constituía el objetivo estratégico central de los programas de la USAID a escala mundial, declaró que el impacto político de los programas dirigidos contra Cuba debía medirse a largo plazo, pues estaban diseñados para sembrar en la sociedad cubana los fundamentos de una transición y por lo tanto no podían medirse en su “fase de implementación”. Carothers añadió que muchos de los resultados importantes de esos programas eran “psicológicos, morales, subjetivos e indirectos”, por lo que sus efectos serían retardados en el tiempo.

Esta “fase de implementación” a la que hizo mención el académico norteamericano, encubre la sistemática labor que realiza la Agencia Central de Inteligencia, en la identificación y el reclutamiento de  candidatos en el terreno, en cada una de las diferentes etapas de la “implementación del programa”, creando condiciones para sembrar agentes encubiertos bajo el disfraz de acciones humanitarias, que aparentemente no constituyen una agresión contra el país en cuestión, pero hacen poco visible el accionar de sus ejecutores.

Una parte de las Organizaciones No Gubernamentales involucradas han tenido un permanente vínculo con estos programas durante varios años, lo que expresa la “capacidad” de sus emisarios para penetrar en el entorno cubano sin ser descubiertas. Algunas de estas organizaciones se han convertido en verdaderos antros subversivos como el “Centro para una Cuba Libre”, con una larga trayectoria contrarrevolucionaria y estrechos vínculos con la CIA, a partir de la asignación de recursos millonarios que han ido aumentando año tras año.

Obviamente, estos proyectos subversivos no fluyen abiertamente sobre Cuba. La USAID y NED utilizan vías alternas muy bien enmascaradas, para tratar de evadir la oportuna respuesta de las autoridades cubanas y unos Órganos de Seguridad que siempre han contado con el apoyo de nuestro pueblo. Algunas Organizaciones No Gubernamentales ocultan estos vínculos utilizando visas turísticas para penetrar en el territorio cubano, se apoyan en la cobertura de organismos internacionales, en licencias humanitarias, se incorporan a iniciativas solidarias con Cuba, o tratan de infiltrar a sus agentes en proyectos económicos y culturales desde el extranjero, mediante el vínculo que mantienen con instituciones cubanas de diverso carácter. (Continuará)

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