Nunca estuvo más lleno el teatro que aquel día, cuando el profesor auxiliar Yatson Jesús Sánchez Cabrera, Jefe del Servicio de Urgencias Médicas del Hospital Pediátrico de Pinar del Río, comentó en voz alta y sin micrófono algo que él mismo definiría después como escueto y sencillo: “Necesito 16 quijotes, locos esquizofrénicos, con vocación y alma de médicos que me acompañen en una batalla por la vida de nuestro sagrado tesoro, los niños”. Ni más ni menos necesitaba decir. Y se retiró a la consulta de Infecciones Respiratorias Agudas (IRA) donde radica desde el pasado jueves 12 de marzo. Sin dudarlo, y casi de inmediato, Rocío Flores Pereira (23 años), se le acercaron para solicitar detalles: “Profe, ¿qué es lo que hay hacer?”.

En pocas horas, el profesor logró reunir un grupo de 16 internos, tres de ellos, Raimelis Álvarez Jane (23 años), Danaysis Hernández Álvarez (24 años) y Carlos Alejandro Peraza García (24 años), habían sido liberados para regresar a sus municipios, pero prefirieron quedarse para formar parte de una propuesta sin precedentes en la Facultad de Ciencias Médicas de esa provincia.

El resto del equipo lo integrarían Amanda Rueda Díaz (23 años), Laura Lázara Arias Martínez (24 años), Yosviel García Ricardo (26 años), Roxana Hidalgo Gato Torres (24 años), Alianis Hernández Castillo (23 años), Ronier Gutiérrez Jordan (23 años), David Gómez Morales (24 años), Glen Julio González Germán.

Dos serían los estudiantes extranjeros: Ashnil Avnit Nand (26 años), de Islas Fiji, y Lucio Eulogio Salomón (27 años).

Así se formó el equipo de jóvenes, “ejemplo de que con ellos se pudo contar ayer, se puede hoy y se podrá siempre”, como afirmaría días después Yatson Jesús en una conversación grupal que tuvimos a través de WhatsApp.

Desde el pasado lunes 30 de marzo, los estudiantes ocuparon varias posiciones. En el provisional complejo creado para la atención al nuevo coronavirus SARS-Cov-2, cuentan con un servicio de urgencias, salas de hospitalización para casos sospechosos, para casos confirmados y para casos en vigilancia, respectivamente. Además, tienen una sala de una Terapia Intensiva.

En el Servicio de Urgencias Médicas, donde arriban todos los niños enfermos, se encargan de clasificar. Allí filtran los posibles casos sospechosos. A los que tienen infecciones respiratorias los derivan a la consulta especializada de IRA. El resto de los casos son derivados a otra consulta de IRA, donde ayudan con los ingresos en la confección de historias clínicas y en la atención médico-paciente como parte de su práctica profesional. En las salas de hospitalización ayudan en la evolución diaria de los pacientes. Siempre como acompañantes de especialistas en Pediatría. “Nunca se enfrentan solos a un paciente”, explicaría el profesor Yatson Jesús.

“Aquel viernes 27 de marzo, cuando nos reunieron a los 215 internos en el teatro del Hospital Pediátrico Provincial de Pinar del Río Pepe Portilla, se expuso la convocatoria y nos enteramos de la futura creación de la brigada. Los que nos decidimos pasamos por el cuerpo de guardia para dejar nuestros nombres. Lo hicimos por voluntad propia. Nadie nos obligó”, comentó Carlos Alejandro.

“Como dos semanas antes sabíamos que algo debíamos hacer. Era inevitable. El volumen de casos sospechosos empezó a aumentar y había necesidad de atender a pacientes con sintomatologías respiratorias, evaluar su condición clínica-epidemiológica para saber cómo atenderlo (conducta a realizar) según el protocolo de atención en la edad pediátrica”, añadió Raimelis Álvarez.

“El lunes 30 de marzo comenzamos las guardias de 24 horas por 72 de descanso en la consulta especializada los 16 internos, residentes de especialidades pediátricas, bajo la guía del profesor Yatson. Me tocó el segundo día”, señaló Danaysis Hernández.

“Porque muchos admiramos la labor del profesor Yatson y otros porque queremos seguir sus pasos, fue también que decidimos unirnos a la consulta provisional de infecciones respiratorias agudas y Covid-19”, advirtió Laura Lázara.

Por su parte, David Gómez aclaró que “este trabajo lo hacemos de forma voluntaria y sin recibir nada a cambio, por lo menos a mí, me basta con hacer sentir orgullosos a los míos. Con su convocatoria, el profesor me hizo recapacitar sobre mi estilo de vida y si en realidad me siento fuerte para enfrentar la profesión. Ya hacía un tiempo, cuando era inevitable la llegada del Coronavirus a Cuba, tomé mis decisiones, dejé de fumar, comencé a correr por las tardes y a alimentarme mucho, para llegado el caso, estar listo y brindarme como voluntario”.

Luego de haber decidido formar parte del equipo, los 16 llevan a la par los temas docentes que se siguen impartiendo en clases a distancia, porque el proceso docente no se detuvo. “Pero ellos han puesto su extra”, declaró Yatson Jesús.

Luego de las primeras presentaciones habituales (soy periodista de… tengo unas preguntas que…) y de las introducciones sobre cómo empezó todo (Mira, te explico… Soy interno de sexto años de la carrera de Medicina y…), comenzaron a responder por privado una serie de preguntas. Unos lo hicieron de madrugada durante la guardia, otros desde sus casas, o su alquiler, otros mientras esperaban su turno de guardia en el Hospital, y hasta hubo quien lo hizo mientras turbeaba en el descanso.

—¿Qué medidas de protección toman dentro de la sala y al salir de ella?

Rocío Flores Pereira. Foto: Cortesía de la entrevistada/Somos Jóvenes.

Rocío Flores Pereira: Cuando entramos a la sala lo hacemos cubiertos totalmente con la ropa adecuada y esterilizada, con el nasobuco, el cubridor para el cabello y los guantes. Al salir nos quitamos esa ropa y nos ponemos otra igualmente esterilizada.

Raimelis Álvarez: Luego de ver al paciente debemos desechar los guantes, que tienen una forma específica de quitarlos. Utilizamos el método de lavado médico o quirúrgico para las manos. Cuando recibimos casos sospechosos debemos ponernos batas largas y los guantes deben cubrir las mangas para evitar todo contacto. Tenemos tres latones estériles, uno para todo lo desechable, otro para el gorro y el nasobuco y otro para el resto de las ropas. La consulta al paciente la realizamos manteniendo la distancia de 1 metro.

Danaysis Hernández Álvarez: El nasobuco es de uso obligatorio fuera de la sala. Otras medidas son el uso del hipoclorito para la desinfección de las manos. El traje que utilizamos en el hospital nos lo cambiamos antes de atender a cada paciente.

Yosviel García Ricardo: Examinamos a los pacientes por la espalda. Usamos gafas también para ello. Allá adentro estamos completamente cubiertos.

Roxana Hidalgo Gato Torres: Todas las medidas son las habituales en este tipo de prevención. Otra medida es la desinfección del local después de recibir cada caso sospechoso.

—¿Qué medidas de protección toman en la calle, en la casa, en el lugar donde pernoctan?

David Gómez Morales: Utilizo un nasobuco nuevo en cada guagua y en cada local. Siempre ando con una muda de ropa limpia por si acaso y un spray con hipoclorito. En casa tengo una zona de desinfección donde coloco todo lo que traigo de la calle para desinfectarlo y después desinfectar el lugar.

Danaysis Hernández Álvarez: En la casa nos quitamos los zapatos antes de entrar y los desinfectamos con cloro afuera.

Raimelis Álvarez Jane: En la casa utilizamos tres sacos para limpiarnos los zapatos. Es un proceso. Las ropas que traemos puestas de la calle las ponemos al sol hasta que las lavemos.

Desinfectamos constantemente los celulares. No me toco paaraaa naaada la nariz, ni la boca, aunque me piquen. Mucho autocontrol.

Carlos Alejandro Peraza García: Tratamos de salir lo menos posible de la casa.

Yosviel García Ricardo: Al salir de la guardia evito estar cerca de cualquier persona hasta que no llegue a la casa y me bañe. Tengo que huirles a las personas en la calle para estar a más de un metro de ellas.

Roxana Hidalgo Gato Torres: Afuera es muy importante evitar las aglomeraciones y utilizar todos los medios de protección posibles. En este caso lo más importante es la higiene personal y en la casa limpiar todas las superficies y objetos con hipoclorito.

—¿Cómo es el recibimiento y el trato con un paciente sospechoso?

Raimelis Álvarez Jane: A cada paciente lo valora primero un especialista, quien nos dice la conducta que debemos asumir con cada uno de ellos.

Roxana Hidalgo Gato Torres: Todos los pacientes con síntomas respiratorios de cualquier tipo son recibidos en un centro habilitado con todas las medidas de seguridad para garantizar el aislamiento entre ellos y nosotros. A los menores de 18 meses que tuvieran contacto con ciudadanos extranjeros se ingresan después de que a sus familiares se les realice una detallada encuesta epidemiológica.

Ronier Gutiérrez Jordan: Cada recibimiento es tenso. Se nota en los rostros de los niños y de sus familiares. Se delata su preocupación. Pero ambas partes lo asumimos con calma a medida que avanza la conversación.

David Gómez Morales: No hay distinción en el trato. En caso de una examinación más rigurosa se realiza con el paciente sentado o de pie, y a una distancia de un metro, nos colocamos por detrás de él, de modo que siempre nos quede de espaldas. Con cada paciente hay que cambiar toda la instrumentación médica y desinfectar la consulta.

Rocío Flores Pereira: Es alentador ver cómo los pacientes se muestran agradecidos con nuestra tarea. No nos reconocen detrás de tanto traje, pero sí reconocen en nuestros cuerpos cansados la firmeza con que nos empeñamos en su bienestar. Uno recarga las pilas cuando esos niños y sus madres nos dicen “gracias” o “si no fuera por ustedes”.

—¿Qué metodología de trabajo utilizan? ¿Qué incluye el tratamiento?

Roxana Hidalgo Gato Torres. Foto: Cortesía de la entrevistada/Somos Jóvenes.

Roxana Hidalgo Gato Torres: La metodología se sigue por un protocolo, sujeto a cambios en dependencia del paciente y de la evolución, si pasan de ser sospechosos a positivos. Se trabaja con normas internacionales.

Ronier Gutierrez Jordan: Se aplica el método clínico y encuesta epidemiológica. El tratamiento incluye observación, fármaco y terapia específica.

—¿Cómo reaccionarían si alguno de los pacientes fuera un caso positivo?

Raimelis Álvarez Jane: Hasta el momento no hemos tenido contacto con ninguno. Pero eso no constituye algún tipo de alarma, ni nos asusta. Para eso estamos aquí.

David Gómez Morales: Hasta ahora solo han sido casos sospechosos. Al principio tomaba un poco más de distancia que la orientada porque pensaba que el virus se mantenía en el aire constantemente. Pero lo más importante es desinfectar todo tipo de superficies. Hay que evitar que nos estornuden o tosan encima por accidente, cosa frecuente si les revisas la garganta o tienen sintomatologías respiratorias. Para no pensar en ello he decidido volverme obsesivo compulsivo con respecto al lavado de las manos.

—¿Cómo se sienten realizando esta labor? ¿Qué los motiva a hacerlo?

Ronier Gutierrez Jordan: Muy seguros porque sabemos lo que estamos haciendo.

Rocío Flores Pereira: Tal y como una súper heroína. Me encanta lo que hago, por eso lo ejecuto con firmeza y decoro. Cuido de mis pacientes como si fuéramos familia. Nos encontramos totalmente seguros, aunque como humanos al fin podemos tener miedo a la infección. Los médicos tenemos que lidiar con todo tipo de situaciones, pero nunca debemos alarmarnos. He vivido cada uno de estos días con mucha intensidad. Aquí estamos de manera totalmente voluntaria. Lo hacemos de corazón. Para que nuestros pacientes se curen y termine esta pesadilla. Nuestra profesión es sacrificada, pero todo sea por un mundo mejor y más saludable.

Raimelis Álvarez Jane: Aunque aún no hemos hecho nada fuera de lo que nos corresponde, nos sentimos importantes. Me siento a gusto con esta nueva preparación. Solo me preocupa mi familia que no la veo hace tiempo. Vivo mi presente creándome un futuro mejor aunque hay días que peleo de más, pero disfruto lo que hago y planifico mis horas para llegar descansada al hospital, aunque no dejo de hacer ejercicios, comer rico y temprano y estudiar mucho. Se trata de encontrar el equilibrio, no se puede ser tan estricto con uno mismo. Parafraseando a Arjona, lo hago porque quiero, porque puedo y porque estoy aquí. Porque este es mi presente.

Roxana Hidalgo Gato Torres: Es un orgullo formar parte de esta labor. Es una gran oportunidad. Ahora siento cuanto me alegra haber elegido bien mi carrera y haber luchado por ella. Me siento segura, confío en mis colegas, en el Estado cubano y en mi responsabilidad. Mucho hemos aprendido con esta pandemia. Ahora valoramos mucho más la vida, a la familia, a nosotros mismos. Me toca como médico, pero sé que es lo que tengo y lo que quiero hacer.

David Gómez Morales: Más limpio y saludable. Esta experiencia ha cambiado mi vida. Corro para ejercitar mis pulmones y fortalecer el corazón. Como de todo, pero saludable. El 18 de marzo dejé de fumar y ni he pensado en eso de nuevo. No te voy a engañar, he tenido miedo, pero más que por mí, por el riesgo de contagiar a alguien de mi familia.

Amanda Rueda Díaz: Esto es lo que me gusta. Para esto seré médico. Lo que hacemos es la idea que me inspiró a escoger la carrera. Para esto nadie te obliga.

Ronier Gutierrez Jordan: Mi pregunta favorita. No tengo palabras para expresar todo lo orgulloso que me siento. Sin dudarlo acepté. Fue como cuando me enamoré por primera vez. Esto es puro amor, comprometimiento con mi profesión y mucha mucha pasión.

David Gómez Morales: Nadie nos lo impone. Toda la ayuda es importante en estos momentos.

—De existir miedos… ¿Un estudiante de sexto años de medicina se puede permitir miedos?

David Gómez Morales: Todos los tenemoss, pero eso nos hace sentir vivos, valorar más al prójimo y no lo material. La situación nos ha reforzado principios que conocíamos, pero en los que no reflexionábamos.

Raimelis Álvarez Jane: Claro que hay miedo, a perder a un paciente, a no actuar debidamente, a enfermar a un familiar. Eso hace que nos superemos más.

Carlos Alejandro Peraza García: Pueden existir porque al final ponemos en peligro nuestaras vidas. Pero eso no nos detiene. Un día elegimos esta carrera, sabíamos lo que tendríamos que enfrentar, que llegada la hora habría que dar el paso al frente y que eso sería el orgullo de cada cual.

Amanda Rueda Díaz: El mayor de ellos es exponer a mi familia.

Roxana Hidalgo Gato Torres: Somos médicos, pero somos humanos. Elegimos una profesión riesgosa, pero hay que ser fuertes. Nuestras familias y nuestros pacientes confían en nosotros. Ante ellos debemos estar tranquilos y no trasmitir ni miedo ni ansiedad.

Ronier Gutierrez Jordan: Un médico no se puede permitir miedos. Eso no va. ¿Temores? Algunos: por mi familia.

—¿Cómo recibieron sus familiares esta decisión?

Rocío Flores Pereira: Desde el primer día de mi carrera mi familia me ha apoyado en cada decisión tomada. En esta ocasión nada cambió.

Raimelis Álvarez Jane: Lo más duro es no poder verlos cuando gustes. Estoy alquilada cerca del Pediátrico. Iba cada fin de semana a mi casa en Los Palacios. Ahora llevo tres semanas sin ir. Todo ha sido muy convulso para ellos. Pero en peor situación se pueden encontrar los familiares de nuestros pacientes.

Carlos Alejandro Peraza García: Están orgullosos. Saben que hago lo correcto, que cada cual ocupa su trinchera en el momento que le toca. La mía está aquí.

Amanda Rueda Díaz: No todos están contentos, pero no se oponen. Mi mamá me dijo: “haces bien mi niña, ayuda a las personas”. Así que no la puedo defraudar.

Danaysis Hernández Álvarez: Imagínate, vivo en San Diego de los Baños, por tanto, siempre he estado becada. Pero desde hace cuatro meses vivimos alquilados cerca del Pediátrico y eso nos facilita el cumplimiento de la labor. Desde que se creó esta Brigada Especial llamé a mi casa, les expliqué la situación y saben que solo cuando todo esto haya terminado podré regresar. Debo protegerlos a ellos también.

Roxana Hidalgo Gato Torres: Muchos son los sacrificios, pero al final de cada día se siente que valió la pena. En mi familia hay miedo. Convivo con mis abuelos y ellos están informados, saben lo que pasa. Me encargo de que estén bien. Lo más difícil es no preocuparlos.

Ronier Gutierrez Jordan: Estamos lejos de la familia, nos perdemos actividades, pasamos sueño, pero es lo que decidimos. Ellos saben lo que hago y por qué lo hago y por eso están a todas conmigo.

David Gómez Morales: Primeramente, se alarmaron. Luego de varias explicaciones entendieron y decidimos entre todos tomar algunas medidas en casa. Ahora ellos lo desinfectan todo, zapatos, lapiceros, teléfonos. Hasta mi madre me consiguió unas gafas de más, por si acaso.

—¿Qué consejos quisieran transmitir en estos momentos?

Roxana Hidalgo Gato Torres: Que se queden en casa y cumplan todas las medidas, por cada uno de nosotros, por nuestras familias, por todos, por el país, por las personas que en estos momentos no están en su casa, por los médicos y enfermeros que están aislados o trabajando.

—¿Cómo recibieron la noticia de los aplausos a las nueve de la noche?

Yatson Jesús: Al principio ni los sentimos, pero van en aumento. El calor de los pacientes es el que siempre ha estado latente.

Ronier Gutierrez Jordan: Es sensacional sentirlo. Cuando se escuchan se me eriza la piel. A través de todas las vías recibo mensajes de aliento y preocupación.

David Gómez Morales: Estaba de guardia el primer día. No los sentí porque esa noche llegaron varias guaguas Girón con algunos casos sospechosos. Cuando me enteré al otro día me alegré muchísimo. La segunda noche yo mismo empecé los aplausos en mi barrio.

Roxana Hidalgo Gato Torres: Los aplausos sacaron mis lágrimas. Lo que ha provocado esta enfermedad nos hará más fuertes como país. Por esos aplausos es que no renunciaremos a nuestra labor, Cuba lo vale, mi gente, mi barrio, mi familia. También a través de las redes sociales nos piden que nos cuidemos y que están muy agradecidos con nosotros.

Tomado de Somos Jóvenes

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