Cuba no puso nunca condiciones para un diálogo con Estados Unidos ni exige a los norteamericanos que cambien su sistema de gobierno o que abandonen el capitalismo y mucho menos exige la renuncia de su actual presidente.

Como es sabido, el 17 de diciembre de 2014 en una locución simultánea los entonces  presidentes de Cuba, Raúl Castro Ruz y Barack Obama, de Estados Unidos anunciaron el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países.

En la suya el presidente norteamericano reconoció el fracaso de la política de bloqueo económico contra Cuba y la necesidad de realizar un cambio en este sentido. En esa línea anunció un grupo de acciones a tomar por parte de su administración para aliviar el bloqueo contra la Isla.

El 1 de julio de 2015, el presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, General de Ejército Raúl Castro Ruz y el presidente de los Estados Unidos de América, Barack Obama intercambiaron cartas mediante las cuales confirmaron la decisión de restablecer relaciones diplomáticas entre los dos países y abrir misiones diplomáticas permanentes en las respectivas capitales, a partir del 20 de julio de 2015.

Pero basta hacer un breve análisis de las agresivas medidas adoptadas por la administración de Donald Trump contra Cuba, para reafirmar nuestro criterio de que no se puede confiar en el gobierno norteamericano.

Así,durante su discurso en Miami sobre las relaciones con Cuba, frente a un auditorio de representantes de los círculos más recalcitrantes de la mafia cubano-norteamericana, encabezada por sus “socios”, el corrupto senador republicano Marco Rubio y el no menos reaccionario congresista Mario Díaz-Balart, el presidente Trump expresó:

“Estoy cancelando todo el acuerdo bilateral del último gobierno (Barack Obama). Estoy anunciando una nueva política, como prometí durante la campaña, y firmaré ese contrato en esa mesa en solo un momento”.

Las intenciones del mandatario norteamericano hacia nuestro país se resumen: 

  • Aumentar las restricciones de viaje para recrudecer la prohibición del turismo de los Estados Unidos a Cuba.
  •  Reafirmar el bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba.
  • Se opone a las convocatorias en las Naciones Unidas y en otros foros internacionales que apoyan a Cuba y piden el fin del bloqueo.
  • Limitar los viajes con fines educativos no académicos  que tendrán que ser en grupo.
  • Prohibir el viaje individual autodirigido permitido por la administración Obama.
  • Limitar las actividades económicas con empresas vinculadas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

Todas las agresivas medidas que ha tomado la administración Trump contra Cuba responden a este perverso plan.

En reiterados mensajes, la Cancillería cubana y el Presidente Miguel Diaz-Canel han subrayado la determinación del Gobierno de Cuba a no tolerar ningún tipo de actividad subversiva ni de intromisión en sus asuntos internos y, como país soberano, a continuar defendiéndose y denunciando la naturaleza injerencista de este tipo de acciones.

Resumiendo lo expuesto, está claro que las agresivas medidas del oligarca jefe de la Casa Blanca contra Cuba marcan un retroceso en relación a la apertura que comenzó el expresidente de EEUU, Barack Obama y acentúan nuestra natural desconfianza en todo lo que proviene de Washington.

Pero el actual inquilino de la Casa Blanca debe tener algo bien claro:

La política de Estados Unidos contra Cuba falló por más de 50 años y ahora volverá a fracasar.



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