¿Qué inventará ahora Donald Trump? Dirá que la reciente caravana de más de un centenar de automóviles conducidos por cubanos a lo largo de la Calle 8, abogando por eliminar las restricciones de los viajes a Cuba, fue una movida concebida en La Habana y exportada hacia Miami.

No sería extraño que el magnate incrementara su récord de pifias sumando una más, ostenta una marca personal de mentiras espetadas en público, con disparates geográficos incluidos. Trump insulta a la humanidad cuando en reiteradas ocasiones ha manifestado que todo lo que hace –o deshace– su gobierno en torno a Cuba está guiado por el afán de contribuir a que la Isla recupere su democracia y en favor del nivel de vida de sus habitantes.

Si en realidad lo que hace es para beneficiar al pueblo cubano, ¿cómo explica que centenares de personas recorrieran con su reclamo, a favor de los viajes a la Isla, más de 25 kilómetros, atravesando la Calle 8 de Miami?

Vi por la televisión cómo una señora, desde la ventanilla de su automóvil, asegurara con vehemencia: «Sí vamos a continuar viajando a Cuba, y seguiremos ayudando a nuestros familiares allá».

Precisamente en ese centro neurálgico de la Florida radica un voto que el actual presidente intenta asegurar en este año de elecciones para su pretendida extensión de poder. Y allí se le insubordinó la gente, pues los caravaneros recorrieron nada menos que 97 cuadras con banderas cubanas desplegadas al viento, tocando bocinas, con las luces encendidas y portando carteles contra las prohibiciones.

¿Acaso quienes mostraron su indignación en esa jornada sabatina creen en la balbuceada melopea del presidente de Estados Unidos respecto a sus «salvadoras» intenciones hacia Cuba?

Esa protesta por la Calle 8 hasta el Downtown (centro) de Miami, realizada a pesar de los ataques intimidatorios de sectores de la extrema derecha miamense que antecedieron a la demostración, prueba que ya son cada vez muchos más los opuestos al bloqueo que el pueblo cubano está sufriendo, el más brutal aplicado a país alguno en la larga historia de la humanidad.

Aunque no faltaron las agresiones en el sitio de reunión desde donde partió el desfile, los caravaneros defendieron su derecho a manifestarse en favor de viajar a Cuba sin restricciones.

Que la protesta haya surgido en Miami es una señal categórica de que los cubanos de aquí, de allá y de otros confines de la tierra, unidos por lazos indisolubles con su nación, son quienes en realidad tienen conciencia de cuánto ha costado el bloqueo a nuestro pueblo, y lo rechazan.

Cuba, Venezuela y Nicaragua son ejemplos de soberanía que le causan escozor al Gobierno de Estados Unidos.

No existe razón que justifique las pérdidas humanas y los lesionados en nuestro país durante estos casi 60 años de odio yanqui. Los 138 843 millones de dólares en pérdidas y perjuicios en seis décadas ocasionados a la economía cubana, y las nada menos que 85 medidas agresivas de diverso tipo aplicadas por Estados Unidos en 2019, por solo citar un par de datos elocuentes, son un mentís a la falacia más grande, inventada por Donald Trump, de que quiere ayudar a Cuba.

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