A menudo escuchamos o leemos noticias en los medios de comunicación relacionadas con movimientos sociales, pero… ¿en qué consisten estos?, ¿cómo se constituyen?, ¿qué incidencia pueden llegar a tener en la política de un país?

Sin lugar a dudas, los movimientos sociales impactan en el progreso o el retroceso de la sociedad en que se producen. Son resultado de la lucha entre las diferentes clases sociales. Al mismo tiempo, constituyen parte estructural del sistema político. 

Una publicación del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México explica que la emergencia de los movimientos sociales está asociada a la relativa pérdida de legitimidad de instituciones tradicionales como los partidos políticos y los parlamentos. En el caso específico de Latinoamérica, desde mediados de la década de 1980 ─sostiene el artículo─ hubo una profundización de políticas neoliberales, cuyo impacto negativo en importantes grupos poblacionales propició el protagonismo de nuevos actores sociales, como alternativa a los institucionalizados. 
 
Con la evolución de la sociedad, estos movimientos han pasado a desempeñar un rol activo en la integración de intereses. Aunque en ocasiones sean confundidos con partidos políticos por sus actividades, no lo son. De acuerdo con teóricos sociales, poseen funciones más específicas. No obstante, pueden presentarse ─y de hecho así ocurre─ como grupos de presión. 
 
Desde esa óptica, los movimientos sociales son considerados una forma relativamente nueva de participación ciudadana. El libro Teoría y Procesos Políticos Contemporáneos, compilado por Emilio Duharte Díaz, catedrático de la Universidad de La Habana, explica que dicha participación se caracteriza “por una incidencia más directa del individuo en la solución de problemas más delimitados y concretos de su radio de acción”. 

El mismo texto refiere que los antecedentes de esa nueva manera de participación se remontan a las décadas de 1960 y 1970, asociada con los movimientos por los derechos civiles. Para el decenio de 1980 cobran fuerza los llamados movimientos verdes y ecopacifistas; sus objetivos principales eran la lucha por el mantenimiento de la especie humana, la preservación del medio ambiente, la paz y contra el militarismo. En los años 90 estos movimientos adquieren una nueva connotación. Actualmente algunos tienen representación en parlamentos. 

Lo que suele ocurrir es que, aunque se desenvuelven en el marco de la sociedad civil, “sus proyectos tienen que participar en el juego político tradicional”, explica el material Teoría y Procesos Políticos Contemporáneos. Como consecuencia, pueden sufrir similares desgastes a los de los partidos políticos convencionales. 

Esta temática de estudios tiene antecedentes en los aportes realizados por la Psicología de masas, materia que investiga la conducta de las personas dentro de grandes grupos, multitudes y sociedades. A lo largo de la historia, han sido disímiles los pensadores dedicados, de uno u otro modo, al tema; entre ellos Platón, Aristóteles, Émile Durkheim, Sigmund Freud, Alfred Adler, Michel Foucault, Erich Fromm y otros. 

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