Donald Trump y su perverso Secretario de Estado, Mike Pompeo, afirman que lo sucedido en Bolivia no fue un golpe militar sino una “expresión de la voluntad del pueblo”.

Si no fuera tan doloroso y macabro lo que está ocurriendo en ese hermano país daría risa el cinismo de ambos.

Parece que el oligarca presidente yanqui y su desvergonzado Secretario de Estado ignoran o más bien simulan no conocer que la brutal represión emprendida por el ejército y la policía bolivianos contra su pueblo desarmado, cumpliendo órdenes de los fascistas de Camacho y Mesa, que ha causado decenas de muertos, centenares de heridos y miles de detenidos, se llama en todos los idiomas golpe de Estado.

Pero voces disidentes de alto perfil nacional no evitaron la palabra que marca tanto la historia estadounidense en el hemisferio.

Noam Chomsky, junto con el analista Viaje Prashad, ya habían alertado desde el sábado que en Bolivia se estaba gestando “un golpe de Estado”.

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Noam Chomsky:  “El golpe es promovido por la oligarquía boliviana (…) y cuenta con el total apoyo del Gobierno de Estados Unidos, que desde hace mucho tiempo está ansioso por expulsar a Evo Morales y a su movimiento del poder”.

Señalaron, en una declaración pública, que la promotora del golpe era la oligarquía boliviana que “cuenta con el total apoyo del gobierno de Estados Unidos, que desde hace mucho tiempo está ansioso por expulsar a Evo Morales y a su movimiento del poder”.

Por su parte, el senador y candidato presidencial demócrata Bernie Sanders tuiteó que “estoy muy preocupado por lo que parece ser un golpe en Bolivia donde los militares intervinieron para remover a Evo Morales”.  

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Durante un programa por las elecciones en Estados Unidos, Bernie Sanders aseguró que en Bolivia hubo un golpe de Estado. “Al final del día fueron los militares los que intervinieron en el proceso y le pidieron que se fuera. Cuando lo militares intervienen (…) eso se llama golpe de Estado”, dijo.

La diputada y nueva estrella del ala progresista del Partido Demócrata Alexandria Ocasio Cortez tuiteó que lo sucedido en Bolivia “no es democracia, es un golpe de Estado”. Su colega, la diputada Ilhan Omar, expresó lo mismo.

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AOC e Ilhan Omar, dos jóvenes congresistas que forman parte de lo más radical dentro del Partido Demócrata.

Mark Weisbrot, codirector del Center for Economic and Policy and Research (CEPR), comentó que lo ocurrido fue un golpe militar que no podría haber prosperado sin el apoyo de Washington y la OEA junto con una narrativa de fraude electoral “sin presentar jamás ninguna evidencia” que “se repitió una y otra vez en los medios, con lo cual se aceptó como verdad”.

En entrevista con Democracy Now, Weisbrot afirmó que “es obvio”, aún sin pruebas concretas por ahora, que la CIA apoyó este golpe, al igual que lo hicieron en ese mismo país en 1952, 1964, 1970 y 1980.

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«Well, this is a military coup. There’s no doubt about it now«, dijo Weisbrot a Democracy Now. «Esto es un golpe militar. No hay dudas al respecto ahora».

Advierten que “por más de una década, el Centro de Operaciones de la Embajada de Estados Unidos en La Paz ha expresado el hecho de que tiene dos planes: el Plan A, el golpe de Estado; Plan B, el asesinato de Morales. Se trata de una grave violación de la Carta de Naciones Unidas y de todas las obligaciones Internacionales”.

¿Quién ha estado orquestando desde las sombras estos maquiavélicos planes?

Todas las fuentes y evidencias señalan que la mano tenebrosa de la CIA, representada por Mike Pompeo, mueve los hilos de esta nueva horrenda conjura contra la democracia en América Latina.

Desde los servicios secretos estadounidenses se suele describir a Pompeo como el seguidor más leal a Donald Trump, a quien defendió en numerosas ocasiones frente a las críticas. Según las informaciones, se ganó al presidente brindando los informes presidenciales diarios de seguridad nacional y alineándose políticamente con el mandatario.

A Pompeo se le considera trabajador pero también oportunista, y muy agresivo hacia sus subalternos.

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Con Mike Pompeo, tenemos una forma de pensar muy similar«, ha dicho el Presidente Trump.

¿Quién es realmente Mike Pompeo?

Pompeo realizó una carrera meteórica, apoyada fuertemente en oportunidades políticas que, finalmente, lo llevaron hacia Trump.

Nacido y educado en el sur de California, se graduó con la mayor graduación de su clase en la academia militar de West Point en 1986, especializado en ingeniería. Hizo el servicio militar durante cinco años (nunca en combate) y luego ingresó en la facultad de Derecho de Harvard.

Más tarde fundó una empresa de ingeniería en Wichita, Kansas, donde sus apoyos financieros incluyeron a los conservadores hermanos Koch, multimillonarios petroleros y poderosos operadores del Partido Republicano.

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La enormidad de la fortuna Koch no es ningún misterio. Cada uno de los hermanos Charles y David tiene fortunas que valen más de 40.000 millones. La influencia electoral de los hermanos Koch está igualmente bien documentada. Su red político-empresarial ha ayudado a financiar el Tea Party y al Partido Republicano de hoy.

Los Koch también apoyaron su exitosa campaña para entrar al Congreso en 2010 y la legislación que él promovió sobre la energía, durante los primeros años en la Cámara baja, fue vista favorablemente por ellos.

Rápidamente pasó a integrar el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, que, como organismo de control de la CIA y otras agencias, estaba al tanto de los secretos mejor guardados del país.

Durante la campaña a las presidenciales de 2016 fue un destacado crítico de la candidata demócrata, Hillary Clinton. Apoyó públicamente al director del FBI, James Comey, por retomar la cuestión de los correos electrónicos privados de Clinton poco antes de los comicios.

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Comey fue director del FBI desde septiembre de 2013 hasta su despido por Trump el 9 de mayo de 2017.

Como legislador, fue crítico del acuerdo nuclear de la administración de Barack Obama con Irán.

También ha defendido programas de recolección masiva de datos personales por parte de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) y es un firme defensor de que se mantenga abierto el centro de detenciones de Guantánamo, en Cuba.

Pompeo defendió a la CIA después de la publicación del Informe del Comité de Inteligencia del Senado sobre la Tortura en 2014, que detalla prácticas de interrogatorio criticadas por su violación de derechos humanos.

«Estos hombres y mujeres no son torturadores, son patriotas», dijo en su momento, además de defender las tácticas de la CIA como prácticas «dentro de la ley, dentro de la Constitución».

Pese a que durante sus audiencias en el Senado para la confirmación en su cargo Pompeo dijo que no permitiría que la CIA use técnicas de interrogación consideradas como tortura, en una serie de respuestas escritas a preguntas de miembros del Comité de Inteligencia de la Cámara Alta aseguró que estaba abierto a reconsiderar ese asunto «para proteger» a su país.

En 2013 fue criticado de tener una visión «islamofóbica» por los comentarios que hizo tras las letales explosiones en el maratón de Boston ese año.

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El atentado del maratón de Boston fue un acto terrorista​​​​ que ocurrió el lunes 15 de abril de 2013.

Ante sus colegas representantes, sugirió que algunos líderes religiosos islámicos podrían estar alentando los ataques extremistas.

«Cuando los ataques terroristas más devastadores en Estados Unidos en los últimos 20 años vienen en su mayoría de personas de una sola fe, y se llevan a cabo en el nombre de esa fe, una responsabilidad especial recae sobre aquellos que son los líderes de esa fe», dijo.

«En vez de responder, el silencio ha hecho a estos líderes islámicos a través de EE.UU. cómplices potenciales de estos actos».

Pompeo también fue parte del Comité sobre Bengasi, creado en 2014 para investigar el ataque mortal de 2012 a un complejo diplomático de Estados Unidos en Libia.

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El asalto al consulado estadounidense en Bengasi se produjo el 11 de septiembre de 2012 en esa ciudad del este de Libia. Los combates provocaron la muerte de cuatro estadounidenses, entre ellos la del embajador estadounidense en el país magrebí, Christopher Stevens, así como la de varios soldados y funcionarios.

Los demócratas lo describieron como una cacería de brujas política contra la exsecretaria de Estado Hillary Clinton.

Pompeo publicó un informe después acusándola de engañar intencionalmente a los estadounidenses sobre la naturaleza del ataque.

Como director de la CIA, Pompeo igualó el tono de los pronunciamientos de Trump sobre política exterior. «Para ser exitosa la CIA debe ser agresiva, implacable, tenaz», afirmó.

Pompeo fue designado para dirigir el Departamento de Estado en un momento clave para el liderazgo de Estados Unidos. Su claro entendimiento de las amenazas a las que se enfrenta el Imperio, así como su firme compromiso con la Comunidad de Inteligencia, lo convierten en una opción ideal para el cargo.

La misión estratégica de Pompeo es: asegurar que el Departamento de Estado norteamericano sea una dócil sucursal de la CIA y la Comunidad de Inteligencia.

¿Fraude electoral?

No es de extrañar que funcionarios del Departamento de Estado acreditados en Bolivia como Mariane Scott y Rolf A. Olson, se reunieran con funcionarios diplomáticos de alto nivel de Brasil, Argentina y Paraguay, a fin de organizar y planificar acciones de desestabilización contra el gobierno boliviano, como además de entregar los fondos estadounidenses a la oposición boliviana.

Marianne Scott se unió al Servicio Exterior en 1986 y se desempeñó en el extranjero con USIA en Guatemala, México y Kenia, así como en el Departamento de Estado en Washington, D.C. Es la actual Ministra Consejera de la Embajada de Estados Unidos en La Paz, Bolivia

La Embajada de los Estados Unidos creó en secreto las condiciones objetivas y subjetivas para la proclamación de un fraude electoral.

Incluso Mariane Scott se estuvo reuniendo, fuera de registro, con el sector diplomático en el país, alentando el mensaje de ilegitimidad y fraude en las elecciones, con el que ha intentado convencer a un grupo de países acreditados.

En sus reuniones con funcionarios de alto nivel de las embajadas de Brasil, Argentina, Paraguay, Colombia, España, Ecuador, Reino Unido y Chile, les solicitó que fueran ellos quienes lideraran las quejas formales de fraude en las elecciones, lo cual sería más creíble y genuino que si Estados Unidos lo hiciera solo.

Además, la embajada estadounidense se centró en un seguimiento orientado a los detalles del Tribunal Supremo Electoral (TSE), buscando documentar supuestas irregularidades de esta agencia del gobierno electoral, que sirven para denunciar el supuesto fraude.

Es evidente que en toda esta turbia historia la CIA, a través de su testaferro Mike Pompeo, ha jugado el papel de director de orquesta.

Por ello no es de extrañar que el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, aplaudiera a las autoridades golpistas de Bolivia por la salida de los más de 700 médicos y técnicos cubanos de la salud que prestaban sus servicios en el país sudamericano.

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Médicos cubanos que fueron momentánea e ilegítimamente detenidos en Bolivia son recibidos por autoridades del gobierno a su regreso a Cuba.

Con evidente euforia y cínico lenguaje, el señor Pompeo declaró en una rueda de prensa: “El Gobierno de Bolivia anunció el viernes la expulsión de cientos de funcionarios cubanos de su país. Fue la decisión correcta”, apuntó Pompeo. “¡Bravo Bolivia!”, añadió en español.

En sus declaraciones, el jefe de la diplomacia estadounidense argumentó que Cuba “no estaba enviando funcionarios y médicos a Bolivia para ayudar a los bolivianos, sino que era para apoyar a un régimen pro-Cuba liderado por Evo Morales”.

«Bolivia se suma a Brasil y Ecuador en la denuncia de las graves injerencias de la dictadura de Cuba», defendió Pompeo, que insistió en el «fraude electoral» de Morales para ganar las últimas elecciones.

Estados Unidos ha desatado durante los últimos meses una feroz campaña de mentiras sobre el carácter de las misiones solidarias de salud de Cuba en diversos países del mundo, con el objetivo de enlodar una de las áreas de más prestigio internacional de la Revolución Cubana y afectar una de las fuentes de financiamento de la economía cubana.

Las lecciones de lo ocurrido en Bolivia son claras: el imperialismo yanqui no descansa en su intención de reconquistar en la región los espacios perdidos. Cuba incluida.

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