PetroCaribe cumple 15 años de creado, con el firme propósito de revitalizarse y mantener precios preferenciales en la adquisición del petróleo, lo cual garantiza un intercambio favorable, equitativo y justo entre los países imposibilitados de acceder al mercado del combustible, dominado por el gran capital transnacional.

Estos monopolios tienen la capacidad de detener la producción ante una caída brusca del monto financiero del hidrocarburo, para mantener los ingresos y, con ello, las ganancias en el mercado de valores, lo cual genera una gran desigualdad entre los países exportadores de petróleo y los importadores.

PetroCaribe proporciona acceso a esas naciones, carentes del recurso natural, para en una alianza asegurar la coordinación y articulación de las políticas de energía, incluyendo petróleo y sus derivados, gas, electricidad y uso eficiente de esta, cooperación tecnológica, capacitación, desarrollo de infraestructura energética, así como el aprovechamiento de fuentes alternas, tales como la energía eólica, solar y otras.

Surgió el 29 junio de 2005, al suscribirse un Acuerdo de Cooperación Energética entre 14 países caribeños durante el Primer Encuentro Energético de Jefes de Estado y/o de Gobierno del Caribe,  celebrado en la ciudad de Puerto La Cruz, al oriente de Venezuela.

El acuerdo prevé el financiamiento de un 25 % de la factura, con un año de gracia, pagadero en los sucesivos 15 años, con el 2 % de interés. Igualmente si el precio del petróleo supera los 40 dólares por barril, extiende el periodo de gracia de uno a dos años, y prevé una extensión del periodo de pago de 17 a 25 años, reduciendo el interés al 1 %. Incluso, la factura puede abonarse con bienes y servicios.

PetroCaribe se revisó el 6 de septiembre de 2005, en la ciudad de Montego Bay, Jamaica, en una segunda cumbre y luego en una tercera, en Caracas, Venezuela. Sin embargo, fue atacado, primero por la hostilidad del imperialismo estadounidense con la desestabilización de los gobiernos de la región, a través de golpes de Estado y sanciones a la propia Venezuela, para poner en jaque la economía de ese país.

Sabe el imperio que esta alianza, más que un contrato de suministro de hidrocarburos, incide en la transformación de las sociedades latinoamericanas y caribeñas, haciéndolas más justas, cultas, participativas y solidarias; promueve la eliminación de las desigualdades sociales, fomenta la calidad de vida y una articulación efectiva de los pueblos en la conformación de su propio destino.

Este tipo de contratos elimina la dependencia económica hacia los países poderosos, y estos pierden el vínculo de explotación hacia esas naciones pequeñas, frágiles y con gran distorsión en su actuar, producto de los siglos de coloniaje forzado.

Una de las propuestas del presidente Nicolás Maduro en la XVII Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP), efectuada en La Habana, en diciembre de 2019, fue el relanzamiento de PetroCaribe en 2020 como una de las metas primordiales. Idea retomada luego en la XX Reunión de la Comisión Intergubernamental del Convenio Integral de Cooperación Cuba-Venezuela, realizada en enero de este año en la capital venezolana.

La pandemia de la COVID-19 puso un stop a este propósito para brindar el máximo de atención a la situación sanitaria, pero los 15 fueron festejados con un Consejo conjunto, político y económico del ALBA-TCP, y se materializó la reactivación de ese solidario mecanismo, con base en la complementariedad.

Granma

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