El 25 de marzo de 1911 un incendio cobró vida en la fábrica de confección de camisas de hombres Triangle Waist Co, de la ciudad de Nueva York.

El dueño de la empresa no contaba con que un siniestro de grandes proporciones se extendiera por el edificio, luego de cerrar con seguro la puerta de salida, dejando a más de cien empleadas dentro.

Creyó que sería una noche como cualquier otra, en la que sus más de cien tejedoras, muchas de ellas jóvenes e inmigrantes, quedaban encerradas en el lugar durante diez horas seguidas, para que no abandonaran su puesto de trabajo.

Con el fuego abriéndose paso por el cuerpo del edificio y la salida bloqueada, las mujeres no vieron otra escapatoria que lanzarse desde las ventanas de los pisos 8, 9 y 10, por los que se extendía la fábrica. Murieron 146 personas aquel día, de ellas 123 mujeres entre 14 y 48 años.

Sería imperdonable no rememorar este hecho, en la jornada en que el mundo conmemora el Día Internacional de la Mujer. Traerla a nuestros días es recordar también lo lejos que está Cuba de revivir una historia como esa.

La Revolución, de la mano de Vilma, Celia, Haydée, Melba y otras heroínas, logró colocar a la mujer cubana en el centro de las transformaciones sociales. Por Constitución, estableció que tuvieran los mismos derechos que los hombres.

También garantizó que se divorciaran, que se inculpara por ley a quienes las violentaran, que decidieran sobre sus cuerpos, garantizando aborto legal y asistencia médica para ello. Estos son apenas sueños para muchas en el mundo.

Mañana millones de mujeres tomarán las calles del mundo, exigiendo los derechos que Cuba ha ganado con el paso de los años. Pero que nuestros logros no nos cieguen. Queda mucho por hacer todavía.

Que no sean vistas con normalidad las convocatorias de empleos gastronómicos solo a jóvenes, delgadas y de bonita apariencia; ni los «piropos» callejeros contaminados de sexismo, ni la frase tantas veces repetida:

«Entre marido y mujer, nadie se puede meter»

Igual hay que revertir la realidad de que cada mujer, cuando sale del trabajo, debe ocuparse, además, de las responsabilidades domésticas, del cuidado de los menores, de las compras del mes, y de la economía del hogar. Estos son signos de violencia de género, inconcebibles en una sociedad como la nuestra.

El 8 de marzo es un día de lucha, incluso para Cuba. No hay incendios en fábricas con cientos de mujeres dentro, trabajando hasta el cansancio. Tampoco hay protestas multitudinarias en favor de un aborto legal y seguro, pero la reflexión debe llevarla cada cubano dentro.

EN CONTEXTO

  • «Las mujeres saben que unidas tienen el poder de cambiar el mundo y lograr la igualdad en la diversidad, tan necesaria hoy en la batalla contra el capitalismo y las políticas neoliberales y patriarcales de dominación a las que están siendo sometidas», expresó en Cabaiguán Teresa Amarelle Boué, secretaria general de la FMC.
  • En ocasión del acto por el Día Internacional de la Mujer, la también miembro del Buró Político del Partido, recordó: las cubanas son el 49 % del total de la fuerza del sector estatal civil, el 68 % de técnicos y profesionales, y el 39 % de los trabajadores por cuenta propia.
  • Amarelle Boué y Olga Lidia Tapia, miembro del Secretariado, entregaron la condición de provincias destacadas a Granma, Guantánamo, Ciego de Ávila y Artemisa, y a Sancti Spíritus la bandera de Vanguardia Nacional.

Fuente: Juan A. Borrego

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