Como en la emblemática fotografía de Kevin Carter La niña y el buitre, hay empresas que acechan como aves de rapiña a otras menos afortunadas, esperando el momento en que sus deudas sean tan grandes que el banco esté dispuesto a venderlas en menos del 10% de su valor, para luego presionar al deudor con el pago o tomar control de la propiedad. A ellos se les conoce con el nombre del ave carroñera del retrato.

¿Qué son los fondos buitres?

Foto La niña y el buitre, de Kevin Carter

Los fondos buitre son capitales de inversión especializados en la compra de títulos de deudas tanto de empresas en quiebra como de naciones, convirtiéndose en prestamistas secundarios de estas.

Funcionan de manera sencilla, adquieren los títulos cuando su valor monetario está por el suelo y, poco después, emprenden procesos judiciales en tribunales extranjeros para cobrar un por ciento de sus acreencias y los intereses acumulados.

Esta práctica viene sucediendo desde el siglo XIX, pero no es hasta la crisis financiera de la década de 1980 que adquiere una nueva dimensión y se extiende a las deudas de los estados. La implementación del Plan Brady, impulsado por Estados Unidos, permitió que las deudas externas de países en desarrollo tuviesen una titularización que permitiese su compra al banco.

En 1992, Brasil fue demandado por el fondo Dart Capital. Le siguieron los declarados en quiebra México, Perú, Ecuador y Argentina, también demandados por sus prestamistas. Durante los 2000, naciones africanas han sido las más afectadas: Camerún, República del Congo, Guayana, Etiopía, Sierra Leona, Sudán y Uganda, por mencionar algunas. Cabe destacar que países desarrollados también han sufrido a causa de los fondos buitres, como es el caso de España.

Algunos de los fondos buitres con mayor alcance internacional son Blackstone, primera firma de capital de riesgo del mundo; Apollo, Centerbridge, Colony Capital, Cerberus y Lone Star.

Una práctica inhumana

Los fondos buitres son ajenos a la ética y al humanismo. No van de frente a la hora de negociar, compran por un precio mínimo, con lo que no se beneficia ni el banco, y luego caen con todo el peso de la ley sobre unos propietarios en quiebra que en muchos casos pierden hasta sus viviendas intentando pagar.

Lo que ocurre cuando son acreedores de un país es bastante semejante, solo que los afectados pasan a ser todos los ciudadanos de una nación. En 2001, Argentina debía 132 mil millones de dólares, el producto interno bruto se redujo un 28%, 57.5% de los argentinos vivía en la pobreza y la tasa de desempleo aumentó en más del 20%.

A partir del 2012, España comenzó a verse afectada por los fondos buitres. Comenzó con inversiones en oficinas y centros comerciales, y ya operan en hospitales públicos, según informó Fátima Martín en CADTM el pasado 6 de enero.

¿Cómo espantar al pájaro?

Debido a la manera negativa en que los fondos buitres afectan a la economía el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) presentó un informe en septiembre del 2015 donde recomienda a los Estados aprobar leyes internacionales que protejan de la forma de actuar de estos acreedores e imponer sanciones a los que se nieguen a negociar una reestructuración de las deudas. También aconseja que los tribunales nacionales no deberían obedecer las decisiones tomadas por jurisdicciones extranjeras.

Naciones como España y Bélgica han seguido el consejo, e implementado leyes que permiten extinguir un crédito del que sean deudores a cambio de abonar a su comprador la cantidad de dinero que pagó para adquirirlo e impiden que un acreedor cobre más de lo que pagó por la deuda, respectivamente.

Los fondos buitres son un claro ejemplo de que todo lo legal no es correcto. Cada país debería trabajar en leyes y medidas para limitar sus efectos y proteger a sus ciudadanos, pero eso no sería suficiente. Autoridades internacionales deben tomar un papel activo en la disminución del alcance de las alas de estas aves carroñeras.

Por: Claudia Samón

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