Hace 60 años, en el entierro de las víctimas del sabotaje al vapor francés La Coubre en el puerto de La Habana, Alberto Díaz «Korda» captó una de las imágenes icónicas de la fotografía mundial. El rostro serio, tremendo, magnetizador de Ernesto Guevara se cruzó con el lente del extraordinario fotógrafo cubano aquel 5 de marzo de 1960. Así nació la imagen del Guerrillero Heroico que recorrió el mundo entero y nos acompaña hasta nuestros días.

“Desde el ángulo donde yo estaba, a unos ocho metros de la tribuna, al Che no se le veía, él estaba en un segundo plano”, recordaría Korda años después. “Entonces yo estoy paneando mi cámara, retratando a todos los ministros, las figuras, el discurso de Fidel y eso y, en un momento impreciso, indeterminado, no pensado, emerge desde el segundo plano hacia el borde de la tribuna el Che”.

El fotógrafo, impactado por la intensa mirada del revolucionario argentino apenas tuvo tiempo de realizar dos disparos. “Un primero que tomo con la cámara en horizontal y después tomo uno con la cámara en vertical. Inmediatamente, a los 45 o 50 segundos de su presencia ahí, se marcha para la parte de atrás de la tribuna. Así fue como casi por casualidad, no pensado, no premeditado, no pedida una pose al retratado ni nada, queda la foto”, relataba Korda.

La imagen del Che Guevara aquel 5 de marzo, a pesar de haber sido reproducida hasta la saciedad en todo tipo de soportes, es una de las más icónicas no solo del siglo XX sino de la historia. Al menos así la consideró la revista Time al incluirla entre las 100 imágenes más influyentes de todos los tiempos desde la invención de la fotografía en el siglo XIX.

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