Pedro Etcheverry Vázquez

Tomás Gutiérrez González

Si tuviéramos que utilizar una sola frase para caracterizar a nuestro eterno Comandante en Jefe Fidel Castro hablaríamos en presente y diríamos que es un revolucionario invencible. A través de su vida se conoce una larga cadena de acontecimientos que ponen de manifiesto la veracidad de estas dos palabras. Al mismo tiempo, alrededor de esos hechos se ha tejido una infinidad de anécdotas que demuestran que desde muy temprana edad desarrolló cualidades que lo condujeron hacia el camino de un genuino líder popular.

En 1940, cuando era un espigado alumno de catorce años llamado Fidel Alejandro Castro Ruz, estudiante de séptimo grado en el Colegio Dolores, de Santiago de Cuba, escribió dos cartas en inglés al presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt. A los pocos días recibió una respuesta de la Embajada de Estados Unidos en La Habana agradeciendo el contenido de ambas misivas. El hecho, que en ese momento fue considerado como una gloria para la escuela, no pasó de ahí, pero cuando cumplió ochenta años de edad adquirió una gran trascendencia porque publicaron el facsímil de la carta en el sitio web de la BBC de Londres.

En 1945, tras su graduación en el Colegio de Belén, uno de sus profesores, el sacerdote jesuita español Amando Llorente, escribió en el Libro de Memorias del Curso 1944-1945: “Fidel Castro cursará la carrera de Derecho y no dudamos que llenará con páginas brillantes el libro de su vida. Fidel tiene madera y no faltará el artista.”

El 27 de agosto de 1946 surgió la combativa Unión Internacional de Estudiantes (UIE). Como era de esperar el estudiantado cubano también estaba en la pelea, donde miles de alumnos universitarios y de los institutos de segunda enseñanza repudiaban la corrupción, el abuso de poder, la represión policial y otros males existentes en la sociedad.

Por su parte, la Universidad de La Habana mantenía fuertes vínculos con los dominicanos y los puertorriqueños que luchaban por la independencia de sus respectivos países. En estas circunstancias Fidel ejerció como presidente del Comité Pro Democracia Dominicana y del Comité Pro Independencia de Puerto Rico.

El 26 de abril de 1947, en la esquina de Masón y San José, a un costado de la Universidad, fue encañonado con armas largas por hombres vestidos de civil que viajaban en tres autos y lo condujeron detenido hacia el Castillo del Príncipe. Al día siguiente fue puesto en libertad y al  pie de la fortaleza, ante un grupo de reporteros, denunció el atropello de que había sido objeto, con el propósito de obligarlo a abandonar su lucha en contra de que un grupo de pandilleros y oportunistas burgueses controlaran la Universidad.

El 5 de junio el diario Prensa Libre publicó un artículo en el que Fidel y el dirigente estudiantil Humberto Ruiz Leiro aparecían explicando a un reportero la fórmula acordada para solucionar los conflictos existentes en las elecciones a la presidencia de la FEU.

El 16 de julio resultó herido en un tiroteo Orlando Castro Llanes, entonces líder de la Juventud Ortodoxa, quien reveló que su atacante era el periodista y militante auténtico Néstor Piñango. Ese mismo día, en la Universidad de La Habana, durante la Asamblea Constituyente Estudiantil hizo uso de la palabra y al referirse al hecho señaló: “La misma tiranía que acribilló a balazos a Orlando Castro algún día se virará contra nosotros.”

El 4 de septiembre, una vez graduado de bachiller en letras en el Colegio de Belén, ingresó en la carrera de Derecho, en la Universidad de La Habana. Desde el primer curso fue elegido delegado estudiantil y comenzó a introducirse en la confrontación política mediante un movimiento de rescate del ideario revolucionario, frente a los estudiantes que trataban de utilizar la FEU para aplicar los métodos gansteriles que caracterizaban a los politiqueros de turno.

Desde ese momento Fidel comenzó sus luchas revolucionarias y estuvo sometido a intensas presiones de sus enemigos, pero los peligros nunca fueron obstáculos para que cumpliera sus deberes estudiantiles y desarrollara sus actividades políticas, aún a riesgo de su propia vida. Ningún inconveniente por riesgoso que pareciera para su seguridad era capaz de influir en su espíritu de justicia, su afán de lucha y su fe en la victoria.

El 16 de septiembre, el ministro de Gobernación Alejo Cossío del Pino dictó una resolución suspendiendo la transmisión por el noticiero de las imágenes fílmicas de la Masacre de Orfila, al considerar que por la violencia que se apreciaba en las imágenes no era conveniente su divulgación al público. Fidel acusó al presidente Grau, al ministro Cossío y al jefe de la Policía Fabio Ruiz de haber ocupado el filme con el propósito de eliminar las pruebas.

El 22 de septiembre participó como jefe de escuadra en la Expedición de Cayo Confites, que se gestaba en un islote al norte de la provincia de Camagüey para luchar contra la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana, pero debido a la traición de Carlos Prío Socarrás, el general Genoveveo Pérez Dámera y algunos de los principales jefes militares, la misión fue frustrada. Para evitar su captura se lanzó al mar y atravesó a nado la bahía de Nipe infestada de tiburones.

A finales de septiembre el presidente Ramón Grau San Martín tratando de reelegirse, intentó utilizar la campana del ingenio La Demajagua para dar publicidad a su campaña. Designó a su Ministro de Gobernación para que la trasladara desde Manzanillo hacia La Habana con la intención de presentarla el 10 de Octubre en un acto público. Sin embargo, los manzanilleros no mordieron el anzuelo y recibieron al enviado de Grau con una enorme protesta.

En esas circunstancias Fidel propuso a la dirección de la FEU partir a buscar la histórica reliquia y llevarla a la Universidad para que presidiera un mitin de repudio contra el gobierno. Finalmente tuvo la misión de pedirla en préstamo y el Centro de Veteranos de Manzanillo aceptó con la condición de que la devolvieran.

El 27 de noviembre el acto en conmemoración del aniversario 75 del fusilamiento de los Ocho Estudiantes de Medicina, que estuvo presidido por el prestigioso profesor Manuel Bisbé Alberni, este no se limitó a evocar la efeméride, y fue más allá al enfocar los principales problemas de la sociedad.

En esa ocasión Fidel arremetió contra los desmanes del ministro de Educación José Manuel Alemán quien se había rodeado de delincuentes armados para amenazar a los estudiantes, secuestrar a sus líderes y coaccionar a los profesores, criticó al gobierno por permitir el incremento del acaparamiento y la especulación, advirtiendo que ya era hora de que el pueblo comenzara a actuar contra quienes lo estaban matando de hambre, y se pronunció contra la reelección de Grau San Martín argumentando que Machado y Batista habían cometido muchos crímenes, pero Grau había matado la fe de un pueblo entero. Al finalizar sus emocionantes palabras expresó: “A los estudiantes universitarios tendrán que asesinarnos antes que claudiquemos en nuestras convicciones.”

El primer intento de atentado contra su vida data de 1947. Para esa fecha era un inquieto estudiante universitario, que participaba en diversas actividades docentes de una manera destacada. Pero también se distinguía entre sus compañeros por su constante enfrentamiento a cualquier expresión de injusticia. Debido a varias amenazas por parte de los grupos gansteriles que actuaban impunemente en la Universidad, se vio obligado a portar una pistola Browning.

En una ocasión el policía universitario Evaristo Venereo González trató de desarmarlo en la Plaza Cadenas. El joven estudiante extrajo su arma, la montó, puso el dedo en el gatillo y respondió que tratara de quitársela por el cañón. Venereo lo retó a duelo en el estadio universitario. Inmediatamente los dos partieron hacia el campo deportivo seguidos de cerca por un pequeño grupo de jóvenes. Pero el estudiante Argelio Vera se percató del peligro que se cernía sobre Fidel y advirtió que se trataba de una encerrona para asesinarlo. Añadió que un grupo armado se encontraba oculto en el lugar de la cita para dispararle por la espalda. Repentinamente se formó una riña que atrajo a otros miembros de la Policía Universitaria, y tuvieron que disolverse.

En abril de 1948 un grupo de estudiantes universitarios entre los que se encontraban Fidel Castro, Alfredo Guevara y Enrique Ovares, integraron una delegación que arribó a Bogotá, Colombia, para participar en una reunión preparatoria donde se iba a proponer la idea de celebrar un congreso internacional de estudiantes en Santiago de Chile.

En la capital colombiana los sorprendió un estallido popular que concluyó con el asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán. Fidel se hizo de un fusil y se incorporó a las manifestaciones como un combatiente más, pero cuando se declaró una tregua entre liberales y conservadores, y decidieron entregar las armas, no tuvo otra opción que regresar a La Habana. En breve tiempo fue fichado por el Buró Federal de Investigaciones (FBI).

Entre 1949 y 1952 Fidel continuó enfrascado en las luchas estudiantiles y defendiendo las causas justas. Después del golpe de estado protagonizado por Fulgencio Batista el 10 de marzo, llegó a la conclusión de que las posibilidades de lucha por vías pacíficas y democráticas se habían agotado y era necesario pasar a la lucha armada.

El 8 de febrero de 1953, la revista Bohemia publicó un artículo firmado por Fidel Castro, titulado “Asaltado y destruido el estudio del escultor Fidalgo”, un hecho vandálico que había cometido la policía batistiana el viernes 30 de enero anterior en el reparto El Calvario.

El 26 de julio durante el asalto al cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, marchó al frente de sus compañeros y salvó la vida gracias a que el chofer de uno de los vehículos de los asaltantes detuvo su auto, lo recogió en medio de una intensa balacera y lo sacó del lugar. Unas horas antes su segundo al mando Abel Santamaría había expresado que Fidel era el que debía vivir.

Al amanecer del 1ro de agosto en las estribaciones de la Gran Piedra, Fidel fue capturado por una patrulla del ejército batistiano bajo el mando del teniente Pedro Sarría Tartabull, pero logró salvar la vida debido a la firme actitud del oficial quien se negó a entregar el prisionero al connotado esbirro Alberto del Río Chaviano, responsable de numerosos crímenes al servicio de la tiranía.

Durante todo el año 1954 y los primeros meses de 1955 estuvo prisionero en el Presidio Modelo de Isla de Pinos, periodo en el que mantuvo a los moncadistas cohesionados y estudiando en la “Academia Ideológica Abel Santamaría”.

El 15 de mayo de 1955 después de casi veintidós meses en prisión, ante la intensa presión ejercida por el pueblo, el Gobierno batistiano se vio obligado a decretar una amnistía y los protagonistas de los hechos ocurridos el 26 de julio de 1953 en Santiago de Cuba fueron puestos en libertad.

A bordo del ferry El Pinero, cuando viajaban de Nueva Gerona hacia Batabanó, dirigió una breve reunión en la que aprobaron el nombre de la nueva organización: Movimiento Revolucionario 26 de Julio (MR-26-7) que desde sus inicios se caracterizaría por fomentar la unidad de todas las fuerzas revolucionarias. Acto seguido cantaron el himno del 26 de Julio.

El 22 de mayo, ante una denuncia de la revista Bohemia sobre la agresión de la soldadesca batistiana a dos periodistas de la radioemisora CMKC, de Santiago de Cuba, el coronel Alberto del Río Chaviano, en lugar de responder a la acusación, la emprendió con una serie de calumnias contra Fidel y sus compañeros. Una semana después respondió con un artículo titulado “¡Mientes Chaviano!” donde denunció al militar batistiano por el asesinato de sus 55 compañeros durante el asalto al cuartel Moncada.

El 12 de junio, en una reunión clandestina celebrada en la calle Factoría No.62, en La Habana Vieja, bajo su mando fue constituida definitivamente la Dirección Nacional del Movimiento Revolucionario 26 de Julio.

A partir del 7 de julio los moncadistas comenzaron a salir del país en pequeños grupos con destino a México, con el objetivo de preparar la “guerra necesaria y justa” de que hablara José Martí. En tierras aztecas se entregaron a la difícil tarea de entrenarse militarmente, para regresar a su patria con el firme propósito de fomentar la insurrección armada, y reorganizar la lucha clandestina en todo el país, hasta alcanzar la derrota total de la tiranía.

El 30 de octubre de 1955 ante una numerosa concurrencia de exiliados cubanos en el hotel Palm Garden, de Nueva York, Fidel expresó: “Puedo informarles con toda responsabilidad que en 1956 seremos libres o seremos mártires. Esta lucha comenzó para nosotros el 10 de marzo, dura ya casi cuatro años y terminará con el último día de la dictadura o el último día nuestro”.

A finales de 1956 durante los preparativos de la expedición del Granma, en la esquina de las calles Emparan y Puente Alvarado, en Ciudad México, Fidel fue detenido mediante un operativo policial en el que uno de los policías participantes le puso un revólver en la nuca y lo condujo a la estación más cercana. En ese momento estuvo a punto de ser asesinado.

En noviembre durante la travesía del yate Granma y después del día 2 de diciembre cuando se produjo el desembarco en Los Cayuelos, a dos kilómetros de la playa Las Coloradas, en la provincia de Oriente, Fidel continuó al frente de sus compañeros y estuvo sometido a los mismos peligros, incluso después de la dispersión de Alegría de Pío donde los expedicionarios sufrieron numerosas bajas.

El 18 de diciembre de 1956, en Cinco Palmas, un intrincado paraje cañero de la zona de Media Luna, se encontraron los pequeños grupos de Fidel y Raúl. Eran solo ocho hombres con siete fusiles. Fue el momento en que Fidel lleno de optimismo expresó: ¡Ahora sí ganamos la guerra! Más tarde otros combatientes lograron reagruparse con ellos para continuar la lucha.

En 1957, durante los primeros tiempos en la Sierra Maestra Fidel fue objeto de un peligroso plan de asesinato que debía ejecutar el campesino Eutimio Guerra previamente reclutado por el Servicio de Inteligencia Militar. Aquel individuo, armado de una pistola calibre 45, llegó hasta el campamento y en una ocasión durmió a su lado, pero no pudo ejecutar la acción por la estrecha vigilancia que ejercieron sobre el intruso los combatientes Ernesto Guevara, Juan Almeida y Universo Sánchez.

El 5 de junio de 1958 Fidel envió el siguiente mensaje a Celia Sánchez. “Celia: Al ver los cohetes que tiraron en casa de Mario, me he jurado que los americanos van a pagar bien caro lo que están haciendo. Cuando esta guerra  se acabe, empezará para mí una guerra mucho más larga y grande: la guerra que voy a echar contra ellos. Me doy cuenta que ese va a ser mi destino verdadero”.

Después que el Ejército Rebelde bajo su dirección derrotó la ofensiva de verano (del 24 de mayo al 6 de agosto de 1958) Fidel organizó la contraofensiva estratégica, creó nuevas columnas guerrilleras integradas por veteranos combatientes, y con las armas ocupadas al enemigo las envió hacia diferentes puntos en la provincia de Oriente, para que después continuaran avanzando hacia las provincias occidentales, hasta librar la batalla final contra la tiranía.

Con las fuerzas restantes, en su mayoría jóvenes alumnos de la Escuela de Reclutas de Minas de Frío, bajó de la Sierra Maestra hacia los llanos y con el apoyo de otras columnas liberó Guisa, Jiguaní, Maffo, Contramaestre y Palma Soriano hasta llegar a las puertas de Santiago de Cuba.

En la Sierra Maestra, enfrentó las mismas vicisitudes de la vida en campaña que los oficiales y los soldados del Ejército Rebelde, concibió, dirigió y participó directamente en numerosos combates exitosos como La Plata, Arroyo del Infierno y El Uvero entre los primeros y luego en las batallas de Santo Domingo, El Jigüe, Vegas de Jibacoa, Meriño, Las Mercedes, Guisa, Maffo y Palma Soriano, entre otros.

Como no pudieron vencerlo en los combates, los aparatos represivos de la tiranía apostaron por su asesinato. El 24 de diciembre de 1958, en horas de la noche, un norteamericano llamado Allan Robert Nye se introdujo en las inmediaciones del poblado de Santa Rita, un territorio que había sido liberado por el Ejército Rebelde. Al día siguiente fue detenido por una patrulla rebelde, se le ocupó un fusil Remington calibre 30,06 con mira telescópica y un revólver calibre 38, con abundante parque.

Al amanecer del Primero de Enero de 1959 se conoció la noticia de la huída de Fulgencio Batista y sus principales colaboradores. Desde ese momento Fidel se dedicó a consolidar el triunfo de la Revolución. Dedicó especial atención a las tareas de la defensa y la seguridad de la Revolución. Bajo su dirección y con el apoyo de Raúl y otros dirigentes, llevó a cabo la construcción de las fuerzas armadas revolucionarias, los órganos de la seguridad del estado y el orden interior.

Durante los primeros días de enero Allan R. Nye fue trasladado a La Habana donde reveló su intención de asesinar a Fidel, a solicitud del jefe de la fuerza aérea batistiana Carlos Tabernilla Dolz y del jefe del Buró de Investigaciones de la Policía Nacional Orlando Piedra Negueruela. Fue sometido a juicio y el tribunal lo condenó a la pena capital, pero el Gobierno Revolucionario suspendió la aplicación de la sentencia y le entregó el reo a la Embajada de Estados Unidos para que abandonara el territorio nacional.

El 5 de enero, cumpliendo órdenes de Fidel,  fue constituida la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y designado el comandante Efigenio Ameijeiras Delgado  jefe de esa institución.

El 9 de enero, durante una comparecencia por la televisión cubana en el programa “Ante la Prensa”, respondiendo a la pregunta de un periodista, Fidel explicó que ya no había razones para que la Misión Militar norteamericana permaneciera en Cuba, y añadió que debía retirarse.

El 14 de enero por indicaciones de Fidel en sustitución del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) fue creado el Departamento de Investigaciones del Ejército Revolucionario (DIER), que se encargaría de investigar los principales crímenes de los esbirros de la tiranía batistiana y preservar los intereses del pueblo.

El 18 de febrero, por órdenes de Fidel fueron disueltos oficialmente por el comandante Camilo Cienfuegos, el Buró para la Represión de Actividades Comunistas (BRAC) y el Servicio de Inteligencia Militar (SIM), dos instituciones odiadas por nuestro pueblo, que ya habían sido abolidas formalmente por la Revolución, y el 26 de marzo fueron fusionadas las estructuras de seguridad existentes en un solo órgano subordinado a la División de Inteligencia G-2 como parte del Estado Mayor del Ejército Revolucionario.

El 7 de agosto, en una residencia en Miramar, Fidel participó personalmente en la detención de los principales cabecillas de una conspiración fraguada por la CIA en coordinación con antiguos latifundistas, politiqueros y ex militares batistianos, vinculados al dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo.

Después Fidel partió hacia la ciudad de Trinidad, en Las Villas, y junto a Camilo y otros compañeros el día 13 dirigió la operación de captura de uno de los aviones trujillistas que traían armamento para los “conspiradores”, acción en la que se produjo un intenso tiroteo y hubo bajas de ambas partes, pero se puso fin a la conspiración.

El 16 de octubre mediante el Artículo 4 de la Ley No. 600 el Gobierno Revolucionario creó el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR), nombrando ministro al comandante Raúl Castro Ruz. Durante este mes en el MINFAR fue creado oficialmente el Departamento de Información de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (DIFAR).

El 21 de octubre, alrededor de las siete de la mañana el comandante Camilo Cienfuegos arrestó en Camagüey al comandante Hubert Matos acusado de encabezar una sedición contrarrevolucionaria. Los oficiales que le acompañaban también resultaron detenidos. Mientras esto ocurría Fidel avanzaba, acompañado del pueblo camagüeyano, hacia el regimiento en sedición.

Ese mismo día, en horas de la tarde, un avión tripulado por el traidor Pedro Luis Díaz Lanz y el agente de la CIA Frank Sturgis, que había despegado del aeropuerto de Pompano Beach, en la Florida, ametralló la capital cubana, causando 2 muertos y 45 heridos. Una de las bombas lanzadas por el avión cayó en la esquina de las calles Monte y Rastro. Treinta y cinco minutos después Fidel se presentó en el lugar donde se habían concentrado espontáneamente cientos de ciudadanos con el propósito de condenar la agresión.

El 28 de octubre de 1959 durante un vuelo entre Camagüey y La Habana desapareció el pequeño avión Cessna en el que viajaban el comandante Camilo Cienfuegos acompañado de su piloto el teniente Luciano Fariñas Rodríguez y su escolta Félix Héctor Rodríguez. Fidel dirigió personalmente las operaciones de búsqueda y durante dos semanas participó junto al pueblo tratando de localizarlos en llanos y montañas, en las costas y en el mar abierto, pero no aparecieron.

El 4 de marzo de 1960, cuando se produjo la explosión del vapor La Coubre en el puerto de La Habana, inmediatamente Fidel y Raúl se dirigieron al lugar para conocer lo ocurrido. Afortunadamente, debido a una zanja abierta en la calle, el vehículo no pudo cruzar hacia la zona del desastre y el máximo líder de la Revolución tuvo que continuar caminando hacia el muelle. Otros jefes militares y dirigentes arribaron por otras vías.

A mediados de este año la Agencia Central de Inteligencia comenzó a fomentar bandas terroristas de alzados en las principales regiones montañosas del territorio nacional. Desde el principio Fidel se percató de que el macizo montañoso del Escambray era el lugar hacia donde el enemigo iba a dirigir sus mayores esfuerzos.

En septiembre, en el Escambray, Fidel trazó la táctica a seguir por las milicias en las denominadas “primeras operaciones de peine hasta chocar con el enemigo” dirigidas por los comandantes Manuel Piti Fajardo y Vitalio Acuña Núñez.

El 8 de septiembre Fidel con su escolta rodeó una casa donde se encontraba un grupo de alzados en la zona de La Sierrita, y tras un fuerte intercambio de disparos fue capturada la primera banda de alzados del Escambray encabezada por Leandro Walsh Ríos con sus tres efectivos.

El 28 de septiembre durante una concentración popular frente al Palacio Presidencial, para recibir a Fidel a su regreso de la ONU, varios elementos contrarrevolucionarios hicieron explotar tres petardos. En medio de la aclamación del pueblo adelantó la idea de crear un sistema de vigilancia colectivo. En ese momento por su iniciativa surgieron los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), una institución que comenzaría a desempeñar un papel decisivo en la vigilancia revolucionaria.

A principios de diciembre durante una operación militar en la zona de Corralillo y los límites con la provincia de Matanzas, dirigida por Fidel al frente de la Columna Especial de Combate No. 1 del Ejército Rebelde, fueron capturados el cabecilla de banda Ernesto Gómez Márquez (Maguaraya), el guía de estos elementos, 17 alzados con sus armas y un grupo de colaboradores.

Después Fidel participó activamente en múltiples operaciones militares contra connotados cabecillas de bandas terroristas en distintas regiones del país.

El 9 de diciembre de 1960 bajo el mando de Fidel se desencadenó la Operación Jaula en el Escambray, que en poco más de tres meses, mediante la técnica de los cercos y los peines, barrió a los alzados con que contaban el Pentágono y la CIA para apoyar la invasión de la Brigada de Asalto 2506, que inicialmente iba a ser por Trinidad, pero al no contar con fuerzas que la apoyaran fue desplazada hacia Playa Girón.

En la preparación de esta gran operación militar el máximo líder de la Revolución definió la protección que debía darse a las familias campesinas frente a la acción terrorista de las bandas y trazó la táctica y la estrategia a seguir por las milicias en el enfrentamiento y derrota del enemigo.

El 4 de marzo de 1961 un avión enemigo fue averiado por las baterías antiaéreas. Como para escapar tenía que aligerar su carga, soltó una parte de ella sobre la finca El Rubí, que fue ocupada por las milicias. Debido a los impactos recibidos el piloto de la nave se vio obligado a aterrizar en Jamaica. En el rechazo de este sobrevuelo participó Fidel quien disparó desde una de las baterías antiaéreas que protegían el lugar.

El 15 de abril ocho aviones B-26, procedentes de la Base Aérea de Happy Valley, en Puerto Cabezas, Nicaragua, con falsas insignias de la Fuerza Aérea Revolucionaria, atacaron por sorpresa el aeropuerto internacional “Antonio Maceo”, de Santiago de Cuba y los aeródromos de San Antonio de los Baños y Ciudad Escolar Libertad, en La Habana. En este último lugar hubo 8 bajas mortales y 53 heridos. En los tres objetivos atacados se reportaron cuantiosos daños materiales. La presencia de Fidel en algunos de los lugares agredidos, cuando todavía no se había disipado el humo de las explosiones, arrancó expresiones de júbilo y patriotismo entre los presentes.

El 19 de abril la Brigada de Asalto 2506, preparada durante un año y medio por la CIA, fue derrotada en apenas 66 horas en las arenas de Playa Girón, mediante una fulminante operación militar dirigida magistralmente por Fidel con la participación de un numeroso grupo de altos oficiales de las FAR, fuerzas de las Milicias obreras y campesinas, y un batallón de la Policía Nacional Revolucionaria bajo el mando de los comandantes Efigenio Ameijeiras Delgado y Samuel Rodiles Planas, que en todo momento contaron con el voluntario y masivo apoyo de los habitantes de Jagüey Grande y otros poblados aledaños.

Durante los tres días que duró la invasión de la Brigada de Asalto 2506 por Playa Girón, los milicianos y los habitantes de la región pudieron apreciar a Fidel recorriendo el teatro de operaciones en un jeep, disparando desde la playa encima de un tanque de guerra contra uno de los buques agresores, tomando oportunas decisiones que contribuyeron a acelerar la derrota de la invasión, y participando en la captura de mercenarios. A uno de ellos lo encontró dentro de un bohío quejándose de un dolor en el vientre y lo mandó hacia el hospital provincial en un jeep, donde fue intervenido quirúrgicamente y salvó la vida. De acuerdo con el testimonio de uno de los invasores detenidos, cuya escuadra en una ocasión estuvo muy cerca de Fidel, cuando se percataron que era él no fueron capaces de disparar.

Los planes de los jefes de la CIA y el Pentágono que trataron de fomentar una oposición unificada dentro del país, con la existencia de una guerra irregular en las montañas y una insurrección general armada capaz de apoyar la invasión, se vieron frustrados con la Operación Jaula y recibieron el golpe final con la aplastante derrota que sufrió la Brigada de Asalto 2506 el 19 de abril en las arenas de Playa Girón.

El 6 de junio mediante la Ley 940 del Consejo de Ministros del Gobierno Revolucionario se aprobó la transformación del Ministerio de Gobernación en Ministerio del Interior. Se adscribió a este último el Departamento de Información (G-2) que se denominó en lo adelante Departamento de Seguridad del Estado (DSE), la Policía Nacional Revolucionaria y la Policía Marítima. El comandante Ramiro Valdés Menéndez fue designado Ministro del Interior.

Las fuerzas y medios de la Dirección de Inteligencia G-2 MINFAR en todo el territorio nacional, pasaron al Ministerio del Interior con la nomenclatura de Departamento de Seguridad del Estado (DSE). El capitán Isidoro Malmierca Peoli fue su primer jefe.

En octubre fue creado el Buró de Lucha Contra Bandas Armadas del Departamento de Seguridad del Estado (G-2), en Las Villas. Una estructura especializada en la labor de contrainteligencia en zonas rurales, que contribuyó con las Fuerzas Armadas Revolucionarias, las Compañías de Milicias campesinas y los Batallones de Lucha Contra Bandidos, al aniquilamiento de los planes de la CIA con la creación de grupos de alzados en las zonas montañosas, destinados a actuar como un frente contrarrevolucionario interno en apoyo a una nueva invasión militar que preparaba el Gobierno norteamericano para el año 1962. En la dirección de varias operaciones de este tipo Fidel y Raúl también tuvieron una participación destacada.

Durante el mes de octubre de 1962, en plena Crisis de los Misiles el Ministerio del Interior se constituyó en composición de una división integrada por cinco batallones bajo el mando de los comandantes Ramiro Valdés Menéndez y Abelardo Colomé Ibarra, una fuerza considerable que formó parte de la defensa de la capital.

El puesto de mando de la división se encontraba en las proximidades del Campo de Tiro “Jorge Agostini” en Rancho Boyeros. Después que concluyó esta crisis, en la que el mundo estuvo al borde de una guerra nuclear y Fidel brilló como un invencible estadista, los combatientes del MININT regresaron a sus unidades de procedencia.

El 7 de noviembre de 1962 mediante la Orden No.07 del comandante Raúl Castro Ruz fue creada la Dirección de Contrainteligencia Militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

Bajo la dirección de Fidel y Raúl, el DSE como órgano de contrainteligencia, junto a otras Direcciones del MININT, la Dirección de Inteligencia del Estado Mayor General y la Dirección de Contrainteligencia Militar de las FAR —integrantes todos de los Órganos de la Seguridad del Estado—  continuaron a cargo del enfrentamiento especializado a las diferentes modalidades de agresión, como parte de la guerra sucia que el Gobierno de Estados Unidos ha impuesto a nuestro pueblo desde entonces.

Entre el 4 y el 8 de octubre del año 1963, el ciclón Flora azotó la isla, principalmente las antiguas provincias de Camagüey y Oriente. La naturaleza cobró más de 1,100 vidas, se reportaron cientos de heridos y fueron registradas millonarias pérdidas materiales. Fidel recorrió las principales zonas afectadas, y cubierto con un casco y una capa militar, participó en las labores de rescate y apoyo a los damnificados. En una ocasión el anfibio en que se desplazaba estuvo a punto de hundirse, en otra al cruzar un puente en medio del viento y la lluvia desapareció de la vista de sus acompañantes, y al cabo de una intensa búsqueda lo encontraron dentro de un bohío tomando café y conversando con una familia campesina para conocer los daños que el ciclón les había causado.

Durante estos años la Marina de Guerra Revolucionaria y las Tropas Guardafronteras (DTGF) del Ministerio del Interior enfrentaron exitosamente cientos de infiltraciones por vía marítima y  ataques terroristas contra nuestras costas, en los que perdieron la vida numerosos combatientes. En muchas de estas operaciones, sobre todo en la provincia de Oriente, Fidel estuvo presente.

El 15 de septiembre de 1973 durante la visita que Fidel realizó a Vietnam hizo un recorrido por zonas devastadas por las bombas y la metralla imperialista. Cuando regresaban al sur, después de cruzar el río Ben Hai, la delegación pasó cerca de un arrozal que colindaba con el camino en el momento en que un labrador con su azadón hizo explotar una mina accidentalmente y tres campesinos incluyendo una joven de 17 años resultaron gravemente heridos.

Inmediatamente Fidel se acercó al lugar y tomó la decisión de que la ambulancia vietnamita y su médico personal el doctor Ariel Soler Muñoz, con todo su instrumental quirúrgico y sus medicamentos de reanimación, se quedaran atendiendo a los heridos. Los cubanos y vietnamitas que presenciaron el hecho quedaron profundamente impresionados por aquel gesto de humanismo del máximo líder cubano.

En 1975 una Comisión del Senado de Estados Unidos para investigar el asesinato de dirigentes políticos reconoció la ejecución de ocho planes de asesinato contra Fidel Castro en los que fueron utilizados los más sofisticados métodos del momento, desde un traje de buzo contaminado con el bacilo de la tuberculosis hasta una caja de tabacos envenenados.

En noviembre de ese mismo año, en el teatro de la Escuela del Partido “Ñico López”, sostuvo un encuentro con el primer batallón de Tropas Especiales del Ministerio del Interior, que partió hacia Angola en apoyo al Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) y para garantizar la independencia de ese hermano país africano, donde expuso con impresionante exactitud la situación que iban a encontrar en el teatro de operaciones y la táctica y la estrategia a seguir en tan complejo escenario, contra poderosas fuerzas sudafricanas y los grupos terroristas del Frente Nacional para la Liberación de Angola (FNLA), el Frente para la Liberación del Enclave de Cabinda (FLEC) y la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA).

Todos los grupos de combatientes que marcharon posteriormente en ese primer periodo para combatir a los racistas sudafricanos en Angola, fueron despedidos por Fidel y a todos les dirigió  la palabra  con orientaciones  y recomendaciones precisas, además de explicarles las razones y la necesidad de realizar ese esfuerzo internacionalista. El 11 de noviembre el MPLA declaró la Independencia de Angola.

Durante 1977 y 1978 otras fuerzas internacionalistas cubanas fueron enviadas a Etiopía en apoyo de su pueblo contra los invasores somalíes, y nuevamente bajo la dirección de Fidel y con la participación de jefes, oficiales y reservistas de las FAR, obtuvieron una nueva victoria.

En mayo de 1980 cuando el círculo infantil Le Van Tam fue objeto de un acto terrorista, Fidel acudió al lugar para conocer los detalles del hecho y precisar que los niños no corrieran peligro.

A mediados de 1981 fue detectada en Cuba la presencia del virus del dengue hemorrágico tipo II. Para enfrentar esta compleja situación Fidel indicó erradicar la epidemia de inmediato y reducir la densidad del aegypti a cero, o llevarlo a una cifra tan baja que no constituyera un peligro epidemiológico. En varias ocasiones visitó los hospitales y recorrió las salas donde se encontraban ingresados sus compatriotas. Allí se entrevistó con  médicos y enfermeras e intercambió criterios con los familiares de los pacientes y saludó personalmente a algunos niños, sin pensar en el riesgo que él estaba corriendo.

Fidel participó activamente en los principales momentos de la construcción militar de las FAR, en sus concepciones de combate y su doctrina militar, la Guerra de Todo el Pueblo. Asistió y dirigió personalmente las mayores y más importantes maniobras, entrenamientos y ejercicios de estados mayores y tropas, y en la comprobación y empleo de las modernas y complejas armas de que se dotaban las diferentes fuerzas.

El 20 de marzo de 1990, en el aeropuerto internacional José Martí, Fidel recibió al pie de la escalerilla del avión al primer grupo de niños y adolescentes que habían sido víctimas de las radiaciones emanadas por el accidente de la Estación Nuclear de Chernóbil, en Ucrania, saludó a cada uno de los pequeños y conversó con ellos, sin detenerse a pensar que podía estarse exponiendo a un potencial peligro de contagio. A partir de ese momento, comenzó a tomar forma un programa humanitario, único en el mundo, que se extendería durante más de veinte años, y que en ese periodo de tiempo asistiría a más de veinte mil niños, muchos de ellos acompañados de sus madres.

El 5 de agosto de 1994 en el Malecón habanero, un numeroso grupo de elementos antisociales, incitados por la propaganda radial subversiva, y estimulados por la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, protagonizaron una grave alteración del orden público, causando cuantiosos daños materiales en las fachadas y vidrieras de varios comercios de esa zona habanera.

La presencia de Fidel contribuyó a la desmoralización de los delincuentes, que fueron neutralizados rápidamente por un numeroso grupo de trabajadores del Contingente de la Construcción “Blas Roca”, al que se incorporaron fuerzas de la Brigada Especial Nacional de la Policía, vecinos y transeúntes. Algunos maleantes resultaron detenidos y los planes desestabilizadores de los enemigos de la Revolución fueron frustrados.

El 17 de noviembre del 2000 tuvo lugar el último plan de asesinato contra la vida de Fidel, al menos que se conozca públicamente. Fue planificado para ser realizado durante un acto de masas al que asistiría en el Paraninfo de la Universidad de Ciudad Panamá, en el escenario de la X Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina. La oportuna intervención de Fidel neutralizó la operación y propició la captura de los cuatro terroristas principales.

Fidel fue objeto de 637 conspiraciones para asesinarlo, de las cuales unas 160 llegaron a alcanzar la categoría de plan, y en algunos de estos estuvo a punto de ser ejecutado como cuando lo fueron a envenenar con un batido de chocolate en la cafetería del Hotel Habana Libre y el líquido se derramó antes que pudieran utilizarlo, o cuando dos supuestos periodistas venezolanos lo tuvieron en la mira de sus armas durante una conferencia de prensa en Santiago de Chile, y no tuvieron el coraje de disparar, ante la posibilidad de perder la vida en el empeño.

En cierta ocasión, al referirse al máximo líder cubano el diplomático peruano Edgardo de Habich expresó: “Fidel Castro es leyenda, mito, el hombre más atacado por el imperialismo, aquel contra quien mayor número de atentados se ha perpetrado, y que han sido fallidos, acaso solo porque de tanto no temerle, de lo mucho que le ha coqueteado, la muerte ha terminado enamorándose de él y ha decidido conservarlo.”

El 27 de abril de 2001 en respuesta a las declaraciones del juez español Baltazar Garzón sobre un recurso presentado por “anticastristas” que lo acusaban de “violar los derechos humanos”, Fidel declaró públicamente: “Si algún juez o alguna autoridad de España o cualquier otro país de la OTAN intentara alguna vez arrestarme, haciendo uso de arbitrarias facultades extraterritoriales y violando derechos que para mí son sagrados, debe saber de antemano que habrá combate, sea cual fuere el lugar donde intenten hacerlo.”

En el 2004 en respuesta al presidente de Estados Unidos George W. Bush el máximo líder cubano expresó: “Puesto que usted ha decidido que nuestra suerte está echada, tengo el placer de despedirme como los gladiadores romanos que iban a combatir en el circo: ¡Salve, César, los que van a morir te saludan! Solo lamento que no podría siquiera verle la cara, porque usted en ese caso estaría a miles de kilómetros de distancia, y yo estaré en la primera línea para morir combatiendo en defensa de mi patria.”

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