Se trata del guantanamero Leonardo Fernández. Tan menudo y tan grande. Frente a su baja estatura es como si todo se volviera grandioso: las palabras, la actitud y el coraje. Me habían dicho que andaba, de nuevo, desafiando la muerte en un lugar del planeta en desgracia, y de veras que no me lo podía creer. Tiene unos cuantos años encima, tantos, o tal vez menos, que vivencias que le han destrozado el alma y aún así se empinó, otra vez.

Y lo busqué en las redes sociales un par de días y no lo hallaba. Este martes en la noche, cuando me decidí a escribirle, justo me lo encontré activo en Facebook y confirmó que sí, que el doctor guantanamero Leonardo Fernández es uno de los integrantes de la brigada médica cubana que ahora mismo combate la COVID-19 en Italia.

Y justo desde el hospital de campaña de la ciudad de Crema, en Lombardía, envía varios mensajes a Cuba y el resto del mundo. «No somos héroes, solo médicos y eso implica hacer todo lo que sea necesario por nuestros semejantes. A todos los que estamos aquí nos duele haber dejado Cuba y a nuestros compatriotas, cuando se le puede servir a ese noble y heroico pueblo, pero el ejército de la salud cubana es inmenso y eso compensa nuestra lejanía física.

«En mi caso, fui llamado cuando ya pensé que mi aporte internacionalista había terminado, por mi edad y porque precisamente la mía es de alto riesgo en esta enfermedad, pero una vez más se confió en mi disposición, y esa estará siempre. Y así partí, así partimos todos, con Fidel y Raúl siempre en nuestros corazones, con menos miedo que al Ébola, pero con miedo presente. Ambas enfermedades se parecen, tienen similitudes en cuanto a las consecuencias sociales y económicas.

«Nuestro día aquí comienza a las cinco de la mañana y salimos siempre acompañados por la Defensa Civil. Hasta este martes 24, trabajamos hasta por la tarde, pero ya estamos preparándonos para cubrir las 24 horas. La región italiana de Lombardía, y en particular Crema, es hoy una ciudad desierta, pues sus pobladores han sufrido en primera persona el embate de la enfermedad.

«En realidad, para mí, que he estado en dos países en conflictos bélicos, en dos naciones destruidas por terremotos, combatiendo el Ébola en Liberia, entre otras misiones, siento que, en cuestión de consecuencias, la situación aquí no difiere en lo sustancial, a lo que encontré en África, por eso estaba preparado para lo que me iba a encontrar. Es una calamidad y un desastre en todos los sentidos.

«Las calles vacías, toques de queda, muchos enfermos, y sin tratamiento definido, muchos fallecidos. Pero aquí estamos, batallando. Y duele, duele mucho ver la indolencia de gobiernos poderosos ante tanta calamidad. Es como si quisieran asociarse a la epidemia y, similar a la Alemania Nazi, reducir a la población, con énfasis en los adultos mayores.

«A los cubanos quiero decirles algo: Nos duele oír noticias (algunas falsas) de las indisciplinas sociales, de la poca percepción del riesgo y del peligro que corren las personas mayores de edad, que representan un segmento tan amplio en nuestro país.

«¿Qué queremos decirles? Pues que confíen plenamente en nuestro Gobierno, que confíen plenamente en nuestro Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, fiel continuador de Fidel y Raúl; que confíen plenamente en nuestro Ministerio de Salud Pública. Que cumplan todas las medidas que se orientan. Miren cómo en otros países el ejército toma las calles y reprime al pueblo. Hagan el aislamiento necesario, no se aglomeren, eviten los grupos, usen nasobucos, higienícense las manos con frecuencia, no toquen las superficies externas. Extremen la higiene. Si somos solidarios con el mundo, seamos más solidarios entre nosotros mismos.

«Tengan presente que el éxito y prestigio de Cuba en estas circunstancias no depende de nuestra labor internacionalista, sino de ustedes, conteniendo el desarrollo de la epidemia en Cuba. De su cooperación y activismo depende el éxito de nuestro país. Serán ustedes los verdaderos héroes de nuestra Patria y darían un ejemplo de sociedad imaginable.

«Confíen plenamente en los científicos cubanos, y en especial en los del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, porque les aseguro que preparan muy bien a sus profesionales. Gracias a ellos, verdaderos héroes anónimos, cuando estuve en Liberia, un alto científico norteamericano, experto en enfermedades virales y contagiosas, que fue a evaluarnos, nos expresó que nunca había trabajado con médicos tan capacitados y disciplinados como los cubanos. En fin, hermanos, por Cuba: unidad, apoyo y solidaridad, que ahora también venceremos».

Tomado de su perfil de Facebook

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