Camagüey, Cuba, 14 may.- Como el cometa Halley que orbita alrededor del Sol cada 75 años aproximadamente, califico esta amistad, y es de las cosas más lindas que tiene; porque vale la pena esperar por la efusión de los abrazos cuando tropezamos en cualquier calle de esta medio milenaria ciudad, vale la pena saber que hay amigos con los que siempre podrás contar.

Elizabeth Álvarez Castañeda supo desde que bailábamos en los matutinos de la Secundaria Básica La Avellaneda cuál sería su destino, mientras yo aún me debatía entre las aguas del teatro, el periodismo o los idiomas; ella tenía bien claro su futuro, quería ser doctora.

“Me gradué en julio del 2018 y actualmente trabajo en el consultorio 10 del Policlínico Centro José Martí, -respondió a mi pregunta vía telefónica- yo no sabía que me iban a llamar, me incorporé luego de recuperarme de un estado gripal, y ese mismo día me dijeron que debía relevar a mis compañeros en la vocacional.

“Cuando llegué a casa con la noticia, mi familia completa comenzó a llorar, y les expliqué que en los centros de aislamiento no había personas positivas, precisamente están allí para velar que los síntomas aparezcan, se conviertan en casos sospechosos y son entonces remitidos a los hospitales”.

Cuarenta y ocho horas después de aquel llamado, la doctora Elizabeth fue recluida por 14 días en la EIDE Cerro Pelado, junto a un excelente equipo de enfermeros, estomatólogos y médicos que al completar las plantilla pasaban visita a los pacientes tres veces al día para tomar la presión arterial, signos vitales, frecuencia respiratoria y temperatura.

“Como al quinto día de estar allí una señora mayor que ya se iba de alta me llama y me dice: ‘doctora muchas gracias por todo, mire aquí le dejo esto para que se lea’, habían llenado entre varios una libreta entera, realmente palabras muy lindas donde mostraban su gratitud no solo a los médicos sino a todas las personas que de una u otra forma están presentes en los centros, un gesto muy hermoso”.

Pero la joven de 25 años no es la única de la familia que mira de frente la Covid-19, su mamá Dania Castañeda Barberán desde el mismo inicio de la pandemia se vistió de guerrera como siempre lo fue, al criar sus tres hijas a golpe de amor y responsabilidad.

“Mi mamá comenzó a trabajar antes que yo porque es epidemióloga, haciendo controles de foco, se iba por las áreas cada vez que salía un caso positivo y allí indagaba en la cadena de contactos, mi mamá es una valiente”, confiesa con orgullo Elizabeth.

Así mismo Manuel Sixto León, padrastro de la siempre soñadora doctora, forma parte de uno de los equipos de respuesta rápida del territorio, “tiene días de llegar a las cuatro de la mañana y haber salido desde las ocho; él es de los que se encarga de ingresar a los contactos y desinfectar las casa de los positivos, un trabajo bien difícil y arriesgado”.

También las más jóvenes de la familia Álvarez Castañeda juegan un papel importante dentro de la actual batalla, las mellizas Elaine y Eliani, esas que, siguiendo los pasos de su hermana, hoy cursan el quinto año de la carrera de medicina, comparten activas el compromiso de la familia, y puerta por puerta están integradas en la pesquisa de asintomáticos respiratorios.

“La verdad es que no vivimos todos juntos, pero nos contactamos vía telefónica, porque por más que nos duela no vernos, a quien primero debemos cuidar es a nuestra familia; así nos damos ánimos, y tenemos la esperanza de que todo llegará a su fin”.

El cometa Halley según estudios, volverá a ser visible para la tierra el próximo 28 de julio de 2061, pero a decir de mis premoniciones, no falta tanto, queda ya poco tiempo para volver a abrazar a mi amiga, a la doctora Elizabeth, a la valiente, pero ahora me quedo en casa, para velar por ella, por su familia, por tantos… (Fotos: Cortesía de la Entrevistada).

Por Claudia Artiles Díaz/Radio Camagüey.

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