Había un runrún. La gente lo decía en voz baja, como si se tratara de información secreta. De algo que se había filtrado.

-Los Cinco… ¡volvieron!

Nadie reparaba que no eran cinco. Que René y Fernando hacía un tiempo ya habían regresado, con sus injustas sentencias cumplidas. No, eran los Cinco. Porque eran un todo, un símbolo.

Y ese día, aquel símbolo de lucha se convertiría en símbolo de victoria.

-Raúl va a hablar al mediodía- comentaba la gente.

Yo entonces traté de estar frente a un televisor, para no perderme la alocución del General de Ejército. Y, en efecto, Raúl anunció que Gerardo, Antonio y Ramón habían sido liberados.

En su momento no aquilaté del todo la noticia. No fue hasta que vi los reportajes, que mostraban a los Cinco con sus familiares, en sus vecindarios, llorando a los muertos que no habían podido ver ese día hermoso; no fue hasta ese entonces que sentí que aquello que estaba viendo era histórico.

Pero el 17 de diciembre de 2014, hace ya cinco años, no solo fue histórico por el regreso de los Cinco.

Ese día, Raúl anunció también el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

En los meses venideros, fueron reabiertas las Embajadas en La Habana y Washington, respectivamente. Y la administración Obama, sin eliminar muchas aristas del bloqueo, sí aprobó algunas medidas que favorecieron a Cuba.

Se mantuvieron las restricciones para importaciones cubanas en EE.UU., especialmente las provenientes del sector estatal, pero se logró una valiosa excepción con los productos farmacéuticos, lo que incluso permitió la colaboración científica entre ambos países.

Aumentaron las licencias otorgadas para que los estadounidenses pudieran viajar a Cuba y se lograron acuerdos para el comercio y el otorgamiento de créditos.

Sin embargo, Estados Unidos y su entonces presidente Obama mantuvieron la intención de continuar desarrollando en Cuba programas injerencistas. El reajuste político de Obama respondía a un cambio de táctica, pero no de estrategia.

Tampoco es un secreto que durante el mandato de Obama se continuaron multando por cifras millonarias a los bancos que realizaban transacciones con Cuba.

Aunque mitigado levemente, el bloqueo continuó.

La entonces directora general de Estados Unidos en la cancillería de Cuba, Josefina Vidal Ferreiro, llegaría a afirmar que las medidas de Obama beneficiaban más a los estadounidenses que al pueblo cubano.

Con todo y ello, apenas la ilusión de que se podría levantar el bloqueo, tuvo un impacto muy positivo en la economía cubana. El 2015 cerró con un crecimiento del PIB de 4%, una cifra que desde entonces nuestro país no ha podido alcanzar de nuevo. Y ello responde, no solo al efecto demostración positivo[1], sino al hecho de que, después de Obama, vino Trump.

El retrógrado y filofascista gobierno del magnate Donald Trump vino a resetear todo el avance logrado en el proceso de normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

Estas fueron algunas de sus medidas:

  • Prohibió transacciones de compañías estadounidenses con empresas o entidades cubanas vinculadas de alguna forma con las FAR o el MININT.
  • Eliminó los viajes individuales, que caían bajo la licencia de intercambio “people to people”. Aplicó también una vigilancia reforzada para evitar los viajes a Cuba que no se correspondieran con las categorías aprobadas por la ley.
  • Amplió la lista de funcionarios del gobierno y ciudadanos cubanos que no pueden recibir visas y remesas.
  • Reiteró en la ONU la posición de no levantar el bloqueo contra Cuba, cuando la administración Obama había hecho un voto de abstención histórico, que aumentó las esperanzas de que esa injusta e ilegítima medida terminara de una vez.
  • Con la patética excusa de los “ataques acústicos”, retiró la mayoría del personal diplomático en La Habana. La Embajada quedó prácticamente inoperante, incluso peor que cuando solo era una Sección de Intereses. Con el cierre del Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS, por sus siglas en inglés), los trámites para el otorgamiento de visas se complejizaron terriblemente, teniendo que viajar los interesados a terceros países (como Guyana o México) para recibir autorización de entrada a territorio estadounidense.
  • Se evaluó regresar a Cuba a la lista de Estados patrocinadores del terrorismo (lista de la cual fuimos retirados durante el mandato de Obama) y se aplicó, por primera vez en la historia, el Título III de la infame Ley Helms-Burton; lo que abrió la posibilidad de que las empresas cubanas y extranjeras que “comerciaran” con bienes “confiscados” (las tierras y medios de producción nacionalizados al principio de la Revolución) fueran demandadas en tribunales estadounidenses.
  • Aprobó la sanción de buques petroleros que transportaban combustibles a Cuba desde Venezuela, lo que provocó una situación muy tensa en materia energética que aún no hemos logrado rebasar del todo.

Las proyecciones económicas de Cuba en un plano inmediato no cuentan con la desaparición del bloqueo.

Las elecciones presidenciales en Estados Unidos, a realizarse el próximo año, pueden deparar cualquier cosa, pero en esa zona de incertidumbre se incluye también la posibilidad de que Donald Trump sea reelegido. Y con él, la continuación de una política agresiva de guerra económica contra nuestro país.

Quizás por eso a mí me guste recordar el 17-D no como el día en que se restablecieron las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Al final, ese proceso se ha visto truncado.

Yo prefiero recordar que, hace cinco años, justamente Cinco Héroes pudieron reunirse con sus familiares y con su pueblo. Ese profeta barbudo, que alguna vez fue el líder de la Revolución, lo había dicho años antes: “Volverán”.

Y volvieron.


[1] La expectativa de un mejor vínculo con los Estados Unidos junto con algunas flexibilizaciones anunciadas por el gobierno de ese país han incrementado la visibilidad de Cuba en el escenario internacional, por lo que el arribo de turistas se muestra vigoroso. Sin embargo, continúa aplicándose el bloqueo económico, comercial y financiero, a pesar del anuncio, en diciembre de 2014, del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países. Asimismo, el uso del dólar en las transacciones financieras y comerciales de Cuba sigue estando prohibido. (Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe ▪ 2015)

Dejar respuesta

¡Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí