Cada día se demuestra como Estados Unidos no respeta los más elementales derechos humanos, incluidos la vida de personas, a pesar de haberse adjudicado el papel de “jueces supremos”, para sancionar y condenar a todo el que no se arrodille a sus pies.

Como un supuesto regalo de los Reyes Magos, el 7 de enero del 2023 salió a la luz pública un documento desclasificado del Departamento de Estado, que, sin el menor ápice de escrúpulos, reconoce que la CIA y el FBI conocían que el asesino terrorista de origen cubano Orlando Bosch, colaborador de la CIA, planeaba explotar un avión de Cubana de Aviación en pleno vuelo, hecho ejecutado el 6 de octubre de 1976 en el que murieron 73 personas inocentes.

El mencionado informe secreto fue confeccionado el 22 de junio de 1976 y prueba que, si las autoridades yanquis hubiesen actuado de buena fe, ese acto criminal se pudiera haber evitado. Sin embargo, lo permitieron, y para acentuar la repudiable actitud que asumen en su acostumbrada política anticubana, años después le permitieron a Orlando Bosch y a su cómplice Luis Posada Carriles, residir tranquilamente en los Estados Unidos bajo la condición de refugiados, debido a la mediación efectuada por Ileana Ros-Lehtinen, Congresista por la Florida en esa época, quien también apoyó otras acciones terroristas contra el pueblo cubano.

Cuba siempre acusó al gobierno estadounidense de ser responsable de aquel hecho y de ser sus autores directos e intelectuales, colaboradores de la CIA, algo que ahora se confirma con la desclasificación de dicho documento.

Una vez más queda reafirmado que la ética, la moral y el respeto a los derechos humanos, no existe en ese país que acusa y sanciona a otros, cuando ellos son los máximos ejecutores de actos terroristas y criminales.

Un informe del Inspector General de la CIA, J. S. Earman, confeccionado entre abril y mayo de 1967, desclasificado en 1994, pone al descubierto las conspiraciones llevadas a cabo por la CIA, para cometer el asesinato de Fidel Castro Ruz, líder de la Revolución cubana.

Dicho informe revela cómo esa Agencia de Inteligencia intentó liquidarlo reiteradamente, lo que también era el deseo del gobierno yanqui ante la imposibilidad de lograr su caída, como expresó el general Maxwell Taylor, quien en 1961 encabezó el grupo de estudio del presidente John F. Kennedy, para esclarecer las causas del fracaso de la invasión mercenaria por Bahía de Cochinos.

Para saber hasta dónde son capaces de llegar los yanquis en sus propósitos y la falta de escrúpulos, basta señalar que, en el informe del Inspector General de la CIA, se revelan los vínculos que establecieron con la mafia italo-norteamericana, conocida como el sindicato del crimen organizado, para asesinar a Fidel Castro.

La CIA entre 1961 y 1962, preparó y entregó en dos ocasiones, pastillas letales a miembros de la mafia, que trabajaban en interés de la CIA en sus planes para asesinar a Fidel Castro.

El 10 de agosto de 1962 en una reunión del Grupo Especial Ampliado del Consejo de Seguridad, para elaborar y aprobar los planes contra Cuba, efectuada en la Sala de Conferencias del secretario de Estado Dean Rusk, el secretario de Defensa Robert McNamara, analizó ampliamente el tema de la liquidación de dirigentes cubanos.

El 22 de noviembre de 1963, durante un contacto secreto en París de un oficial de la CIA, con el traidor Rolando Cubela, entonces comandante del ejército de Cuba, le entregaron a este un bolígrafo marca Paper Mate, preparado en sus laboratorios de técnica secreta, que escondía una jeringuilla hipodérmica cargada con un poderoso veneno, la que debía clavar en la piel del líder cubano.

Nada de lo que ahora se desclasifique puede extrañar a los cubanos, pues desde el mismo año 1959 se conocen las acciones de los yaquis contra la seguridad nacional, todas con el marcado objetivo de derrocar a la Revolución.

Allá los que se crean que los Estados Unidos tiene buenas intenciones y trabajan por mejorar las relaciones con Cuba, porque mientras el pueblo apoye un sistema socialista, jamás aceptarán convivir con él, porque, según ellos, es un mal ejemplo que debe fracasar a todo costo y para lograrlo emplearán cualquier método, donde todo vale.

No se equivocó José Martí cuando afirmó:

“De ese pueblo del Norte hay mucho que temer, y mucho que parece virtud y no lo es, y mucha forma de grandeza está hueca por dentro”.

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